Llevan casi un año recorriendo el mar Mediterráneo. Nadando miles de kilómetros. Sorteando tormentas, depredadores y todos los peligros potenciales que tiene este mar. Es lo que están haciendo las 10 tortugas marbellíes que el pasado 24 de julio fueron liberadas en la playa de Puerto Banús.
Estos ejemplares de tortuga marina Caretta caretta provienen de los 69 huevos que fueron depositados por una tortuga marina Caretta caretta en la playa El Rodeíto de Marbella en el verano de 2023, con el resultado de 59 eclosionados. Estuvieron un año creciendo en el Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (CEGMA) de Algeciras. El pasado verano 49 de las tortugas fueron devueltas al mar en la playa de Puerto Banús.

En total, el cuidado de las tortugas ha permitido el 91% de la supervivencia de los huevos eclosionados, una vez ha transcurrido el proceso de headstarting que implica el cuidado de las crías durante el primer año de vida para garantizar que alcanzan un tamaño que reduce significativamente su tasa de mortalidad natural. Hay que tener en cuenta que la tortuga boba está incluida en el catálogo español de especies amenazadas como especie vulnerable.
Actualmente, el Oceanográfico de Valencia es la entidad encargada de monitorizar el seguimiento de las 10 tortugas marbellíes. Esta acción está financiada por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dentro del marco del Proyecto LIFE INTEMARES.
José Luis Crespo, jefe de conservación del Oceanográfico de Valencia, ha explicado a este periódico que “los datos que nos están aportando estas tortugas son muy importantes para la conservación de esta especie marina en el Mediterráneo. Pongo un ejemplo: siguiendo sus rastros podemos solaparlos con las áreas marinas protegidas y así proponer en un futuro que esas zonas protegidas se adapten a los lugares por donde pasan las tortugas para protegerlas mejor”.

Crespo explica que las diez tortugas marbellíes llevan un geolocalizador con un pegamento flexible, “para que se suelte del caparazón conforme la tortuga vaya creciendo y así no la entorpezca”. Por otro lado, la batería del dispositivo tiene una vida útil de 10 meses, “aunque de media está durando entre 2 y 4 meses”.
La mayoría de los geolocalizadores de las tortugas marbellíes ya se han apagado, “lo que no significa que los ejemplares estén muertos, si no que ya no tenemos datos de ellos”.
Sin embargo, hay dos tortugas que han marcado la diferencia. “El ejemplar Andalucía 3 acaba de soltar hace unos días su geolocalizador y hemos podido comprobar que sus desplazamientos le han llevado hasta Italia”, explica Crespo. El caso de la otra tortuga es aún más llamativo: Andalucía 2 sigue emitiendo señales y en su viaje por el mediterráneo ha llegado al mar Tirreno en la zona de Córcega y Cerdeña.

Sobre las otras 8 tortugas marbellíes que fueron perdiendo los geolocalizadores durante los cuatro primeros meses, el jefe de Conservación del Oceanográfico de Valencia revela que “estuvieron principalmente en la zona del mar de Alborán, aunque algunas se desplazaron por el Corredor de Cetáceos del Mediterráneo hasta las Islas Baleares”.
Aunque los kilómetros recorridos por las tortugas son difíciles de estimar, «para hacernos una idea, los 100 primeros días de seguimiento los ejemplares hicieron una media de 2.000 km cada uno, habiendo recorrido una de ellas más de 4.000 km en el mismo periodo«, explica Crespo.

Las tortugas marbellíes están en el proceso de convertir el Mediterráneo en su hogar. ¿Volverán a la Costa del Sol? Según los científicos está aceptado que el mecanismo por el cual las tortugas marinas «saben» regresar a sus playas de origen estaría relacionado con un «imprinting» del sello magnético de la playa en donde nacieron. En todo caso, quedan muchos años antes de que tengan la edad adulta y vuelvan a deshovar a la misma playa en la que nacieron.