El mito griego de la caja de Pandora nos habla de la curiosidad de la primera mujer- creada por el dios Zeus- que le llevo a abrir la caja que contenía todos los males del mundo y dejó la Esperanza atrapada en su interior.
Dos contradicciones previas: la curiosidad es la fuente de la ciencia que nos ha llevado a grandes descubrimientos y, por supuesto, en la vida diaria nos puede llevar a descubrir la belleza. La segunda nos habla del protagonismo de la mujer, que viniendo del mundo griego no tiene nada de positivo.
A lo que iba. Soy político – como soy fumador sin practicar- aunque no partidista y, por supuesto, me interesa la vida de la ciudad “la poli” tanto a nivel local como en otros ámbitos -esta es la principal motivación de estos artículos semanales-.
Soy también radical aunque no extremista. El radical busca la raíz de los problemas y no se queda en la superficie ni en los flecos. Nunca es fácil encontrar las raíces y nadie tiene el monopolio de descubrir la verdad que se oculta bajo tanta hojarasca. Y muchas veces nos callamos porque siempre hay alguien a quien creemos que podemos molestar.
Eso me lleva a la curiosidad de buscar lo que se produce en el fondo pasando de los ruidos que entretiene a tantos tertulianos y medios de comunicación. Y, por supuesto, a tantos portavoces de los partidos políticos que venden en el mercado aquello que creen que la gente necesita adquirir o que piensan más deseable.
A lo que iba que ya está bien de marear a la perdiz.
Qué ocultaba la caja de Pandora que tanto nos extraña de explicar.
La sociedad guarda en su interior instintos inconfesables que nadie creía que existiese y mucho menos verbalizar y airear. Si. Hablo de algunos: el odio a lo gitano, a los moros, a los musulmanes, a los emigrantes, a los negros, a los pobres y a las mujeres. Ni todos son iguales ni tienen la misma raíz, pero todos estaban bien oculto. Nadie quiere aceptar que uno padece de dicha enfermedad. No todos padecemos de todo pues sería un mundo imposible. Todos tienen una cualidad en común: cuando se unen en el mismo colectivo son una bomba de volcán que todo lo arrasa.- La emigración por ejemplo, lo es-
Nadie se explica determinadas noticias que se van produciendo cada vez con más frecuencia en algunos de estos males. Estaban ahí aunque no quisiéramos admitirlos. Y si somos sinceros todos tenemos en nuestro interior algún lodo donde crecen estas flores venenosas aunque nunca lo asumamos.
Saber quién es Pandora no es muy complicado. Ni es una mujer curiosa ni ninguna deidad. Son los partidos de extrema derecha que no tienen miedo a abrir la caja porque saben que hay muchos ciudadanos que lo sienten así y además tiene rédito electoral. Vender un producto que están deseosos de comprar. Solo hay que consultar los votos de estos partidos en toda Europa y en especial en USA –74 millones de votos-. Sin olvidar en nuestro país -más de tres millones-. Salen de algún sitio. Nos guste o no reconocerlo. Además crecen como las setas en invierno sin explicaciones ni justificaciones. Las causas de dichos sentimientos pueden ser genéticas, aprendidas, o inculcadas pero el mal está ahí. Y ya flotan.
Es así de sencillo y claro. Antes no estaba bien sentirse así -era políticamente incorrecto- y mucho menos compartirlo, pero ya sí. Podemos ser …..ista ….ista, ….ista y demostrarlo en público. Aunque aun la palabra nos asuste. Mejor enmascararlo. Algunos exigen a los demás que lo sean. Muchos los ocultan bajo la bandera de la identidad y de la nacionalidad pura y limpia. Es una historia vieja que creíamos superada.
Y no, Pandora no es responsable de los males que ocultaba la caja. Los responsables son los que tienen esta enfermedad en su interior y ahora se siente orgullosos de publicarlas a los cuatro vientos y, por supuesto, de actuar en consecuencia con la violencia que justifican.
Rafael García Conde
Jubilado