Casi tres años llevan cinco arqueólogos, profesores universitarios e investigadores intentando estudiar las Bóvedas de Guadalmina; esperando a que el Ayuntamiento costeé con 13.000 euros una importante investigación que están llevando a cabo sobre las Termas Romanas de Guadalmina.
Es una cifra irrisoria para un Consistorio con un presupuesto de 414 millones de euros. Pero que no tiene precio si tenemos en cuenta que es el dinero que necesitan estos cinco expertos para costear las dietas y el alojamiento en Málaga con el objetivo de estudiar una decena de cajas llenas de restos arqueológicos de las termas romanas de Guadalmina guardadas en un sótano desde hace más de 30 años en el Museo Arqueológico de Málaga.
Antes que nada hay que saber que las Termas de las Bóvedas de Guadalmina es un impresionante monumento milenario que fue construido en los años finales del reinado del emperador romano Antonino Pío (138-161 después de Cristo). La Pax Romana estaba en pleno apogeo antes de la crisis del siglo III y, en un apacible rincón de la costa sampedreña, unos obreros construyeron uno de los monumentos romanos más importantes de Andalucía: las Termas Romanas de Guadalmina. Se inspiraron en las termas de Antonino de Cartago, cuyas estructuras octogonales son casi gemelas a las que existen en Guadalmina.

Han pasado casi 2.000 años. Los restos de las termas sobrevivieron al fin del Imperio Romano, al efímero reinado de los visigodos, a cientos de años de dominación musulmana y a 500 años de abandono en manos cristianas. Y ahí siguen: escondidas entre urbanizaciones a la espera del estudio definitivo que le dé el valor que merece. Si las administraciones se conciencian y ayudan económicamente a quienes quieren estudiarlas.
EL ESTUDIO QUE NECESITAN LAS TERMAS SIGUE PARADO
En Abril de 2022, por iniciativa propia, un grupo de arqueólogos se propuso estudiar en profundidad el edificio romano de las Termas Romanas de Guadalmina. Dirigidos por el profesor Adalberto Otatti, de la Universidad Pablo Olavide, junto a sus colegas los profesores Sara Díaz y Rafael Hidalgo, unieron fuerzas con el catedrático emérito Pedro Rodríguez Oliva y la investigadora Luisa Loza para arrojar luz sobre este yacimiento histórico.
Estos académicos sevillanos plantearon una investigación integral de las termas romanas. Levantando un mapa en 2D y 3D de todo el yacimiento para conocer sus características constructivas. Haciendo una serie de análisis no invasivos con tecnología láser y drones para conocer los espacios construidos, las técnicas empleadas en las Termas y las soluciones arquitectónicas elegidas por quienes erigieron estas estructuras milenarias. Empleando técnicas como el georradar para detectar superficies soterradas, escaneado Láser, fotografía térmica, etc. Y haciendo un análisis en laboratorio de diversos materiales para verificar cuestiones cronológicas y de compatibilidad de materiales.
En ello están, y una parte importante del estudio de las Bóvedas de Guadalmina es el análisis de las diez cajas con los restos arqueológicos guardados desde hace décadas en el Museo Arqueológico de Málaga en anteriores excavaciones llevadas a cabo en las termas y que nunca han sido analizados. Y aquí han topado con el Ayuntamiento de Marbella.
MÁS DE DOS AÑOS ESPERANDO 13.000 EUROS
Hace más de dos años que los expertos llevan esperando a que el Consistorio firme un convenio con ellos para costear los gastos de alojamiento y dietas para estudiar las 10 cajas. “Nosotros tenemos paciencia e ilusión por seguir estudiando las termas y seguimos a la espera de que el Ayuntamiento nos contacte y poder desbloquear esta situación”, explica el director del estudio, el profesor de la universidad de Sevilla Adalberto Ottati.
Según aseguró hace un año y medio, en enero de 2024, el Ayuntamiento, todo se ha alargado porque desde Asesoría Jurídica del Consistorio plantearon algunos reparos a la firma de un posible convenio entre los expertos de la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento. “Surgieron algunas dudas respecto a un acuerdo entre dos entes públicos para que el convenio permitiera que el Ayuntamiento apoyara económicamente el desarrollo de todas las fases del estudio de las Termas que planteaban los arqueólogos”, aclaró en ese momento una fuente del Ayuntamiento.

Debido a esto, la colaboración con el Ayuntamiento se retrasó y ahí sigue encallada. En verano de 2024 los expertos de Sevilla volvieron a contactar con el Ayuntamiento para desbloquear la situación. No obtuvieron respuesta. Por el contrario, según fuentes municipales consultadas, “en julio de 2024 avisamos a los arqueólogos de que había dinero para que siguieran estudiando las Termas pero no hemos obtenido respuesta”.
Estamos en el verano de 2025 y, tal y como señala el director del estudio, Adalberto Otatti, sobre el Ayuntamiento de Marbella, “es el momento de que nos llamen y nos proponga algo concreto para impulsar de una vez acciones que permitan conocer mejor el increíble monumento de las termas romanas de Guadalmina”.
Este periódico ha tratado de actualizar la versión municipal sobre este asunto. Sin éxito.
Además del Ayuntamiento, también la Junta de Andalucía, propietaria de las termas romanas, ha incumplido sus promesas para potenciar el estudio del yacimiento arqueológico. El 15 de octubre de 2020, la entonces consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, firmó un protocolo de colaboración con el Ayuntamiento para la investigación, conservación, protección y difusión del patrimonio histórico de Marbella.

El acuerdo estipulaba que en 2021 comenzaría una ambiciosa intervención plurianual en las Termas Romanas de Guadalmina, con tres fases diferenciadas:
-un nuevo proyecto de investigación que arrojara luz sobre el uso de las estancias y la relación de las termas con la villa romana a la que estaba asociada.
-un estudio de las patologías que amenazaban este yacimiento milenario para saber donde intervenir de manera eficaz.
-Un proyecto de conservación que permitiera tratar las superficies emergentes de las Termas, eliminar los elementos modernos añadidos y así poder contextualizar mejor la zona arqueológica.
Nada se hizo. Fue un simple anuncio político.
Los años pasan y, por un puñado de euros, las Termas de Guadalmina siguen a la espera del estudio que merecen.