El Ayuntamiento no lo ha pedido en la Carta a los Reyes Magos y eso que Marbella es una ciudad que necesita de forma urgente contar con un arqueólogo municipal. Pero no existe. Nunca ha habido en plantilla del Ayuntamiento este puesto. Únicamente, durante el periodo de la Comisión Gestora en 2006-2007, el arqueólogo Pedro Sánchez Bandera cumplió este cometido con el cargo de asesor sin tener la plaza oficial.

Actualmente, la concejalía de Cultura, Educación y Patrimonio, a cuya cabeza está la alcaldesa Ángeles Muñoz, no tiene en el departamento de Patrimonio ningún empleado municipal. Ninguno. Teniendo en cuenta que Marbella cuenta con una riqueza patrimonial excepcional (Castillo, termas romanas, villa de Río Verde, Basílica Paleocristiana, etc.), solo por debajo de Málaga capital en la provincia, esta carencia es especialmente sangrante.

Este periódico ha hablado con expertos y arqueólogos para poder entender la importancia de que Marbella, y cualquier ciudad con un mínimo patrimonio histórico, cuente con la figura del arqueólogo municipal.

Arqueólogo trabajando en la necrópolis encontrada en el subsuelo del hotel La Fonda.

De la necesidad de que Marbella cuente con un arqueólogo municipal en plantilla no tiene duda Francisco Moreno, Doctor en Historia del Arte y Vocal de Cultura durante la Comisión Gestora. Moreno fue quien contrató a la única persona que ha ejercido de arqueólogo municipal en Marbella, el experto Pedro Sánchez Bandera, durante el poco más de un año que duró la Comisión Gestora. Para Moreno, la labor de un arqueólogo municipal es “fundamental para el control y cuidado de los yacimientos locales, para la gestión de ayudas, intervenciones, supervisión, emisión de informes sobre expedientes y también para realizar labores de difusión sobre los yacimientos y la historia de la ciudad”.

Para el arqueólogo Alejandro Pérez Malumbres, la figura del arqueólogo municipal es esencial si una ciudad quiere avanzar en el conocimiento de su historia y patrimonio. “Pongo un ejemplo muy sencillo: hace cuarenta años Marbella tenía un patrimonio histórico notable y en Estepona no tenían prácticamente nada. Y ahora tienen un museo, un castillo puesto en valor, han potenciado el conocimiento de su patrimonio porque su Ayuntamiento apuesta por ello y tienen un arqueólogo municipal desde hace 20 años que está haciendo un trabajo increíble”.

Es la suerte que tienen en Estepona. Para muestra un botón: el Castillo de San Luis de Estepona ha cumplido su primer año de apertura como centro expositivo municipal con más de 34.500 visitas, tras las obras de excavación y recuperación realizadas por el Ayuntamiento en esta fortaleza del siglo XVI reconvertida ahora en museo.

Hornos de la época romana encontrados en la playa de El Ingenio.

La comparativa con Marbella es demoledora. En Marbella, una pequeña parte del Castillo ha sido visitada por unas decenas de personas el pasado verano. En Marbella se lleva proyectando un museo histórico en el Convento de la Trinidad desde hace 20 años. Sigue sin hacerse y está en estado semirruinoso. En Marbella la espectacular colección milenaria de la Provisión de Fondos Arqueológicos lleva años oculta en un sótano oscuro del Parque de la Constitución.

Miles de piezas históricas permanecen amontonadas en un sótano esperando a que el Ayuntamiento impulse de una vez un Museo.

La necesidad de que Marbella cuente con un arqueólogo municipal se puso de manifiesto en relación al yacimiento más antiguo del municipio, que es el de Coto Correa en Artola en el cual en los años 50 se encontraron varios utensilios paleolíticos. A pesar de que desde entonces se han llevado a cabo más de 30 prospecciones arqueológicas en diversas parcelas de Coto Correa, casi todas no tuvieron éxito. ¿Por qué? Muy sencillo: el PGOU del 2010 situaba el yacimiento de Coto Correa en un lugar diferente al correcto, el que se refleja en la Carta Arqueológica de Marbella de 1983. Se excavaba en los lugares equivocados.

Hasta que hace unos meses, tras unas excavaciones llevadas a cabo por el arqueólogo José María Tomassetti, se encontraron artefactos, piedras y utensilios de hace aproximadamente 250.000 años. Si hubiera existido un arqueólogo municipal o un gestor patrimonial dentro de Ayuntamiento podría haber identificado el error.  “Es un ejemplo, entre los muchos que podríamos aportar, de cómo la gestión local de la arqueología es absolutamente necesaria, no solo para conocer las reliquias del pasado, sino para optimizar las inversiones de los contribuyentes y los fondos de la administración”, señala Tomassetti.

El arqueólogo Pedro Sánchez Bandera, a la izquierda, junto al historiador Francisco Moreno, en el centro, durante unas catas realizadas en el castillo.

En este sentido, Javier Soto, presidente de Cilniana, plantea la necesidad de que, más allá de darle el nombre de arqueólogo municipal, la ciudad cuente con un gestor patrimonial, con conocimientos de urbanismo, del territorio y de los cascos históricos, es quien detecta posibles afecciones y, cuando es necesario, se contrata directamente a un arqueólogo de campo.

En el caso de Marbella, por razones diversas, nunca se consolidó esta figura de manera oficial, pese a que la Ley de Patrimonio contemplaba la creación del gestor patrimonial. El gestor patrimonial es el responsable de supervisar obras en zonas de cautela arqueológica, realiza inspecciones puntuales y, cuando es necesaria una excavación, contrata a una empresa especializada que trabaja bajo su supervisión. También se encarga de la tramitación administrativa, la documentación, los informes técnicos y los análisis relacionados con la protección y conservación del patrimonio.

Monedas encontradas en cerro Colorado tras la destrucción de este yacimiento milenario por parte de promotores urbanísticos.

En Marbella se han cometido auténticas tropelías a nuestro patrimonio. Por acción, basta mencionar los destrozos enormes provocados por empresas promotoras en el yacimiento fenicio de Río Real, en el poblado púnico/romano de Cerro Colorado o en el entorno de las Termas Romanas de Guadalmina. Por omisión, hay muchos ejemplos: el abandono del castillo milenario de Cerro Torrón, los molinos centenarios de Río Real o Villafañe en Guadalpín, el pecio del navío decimonónico Fernando en aguas sampedreñas, etc.

Si hubiera tenido Marbella un arqueólogo municipal muchos de los yacimientos mencionados en el párrafo anterior seguramente no habrían desaparecido o estarían puesto en valor. Pero ningún Ayuntamiento, del PSOE, del GIL o del PP, ha querido crear la figura de este funcionario tan esencial para preservar nuestro pasado.

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