Con 10 meses de retraso el Ayuntamiento ha finalizado las obras de remodelación del Faro de Marbella y su entorno, que ya por fin se encuentra abierto al público. Queda por confirmar qué uso tendrán finalmente los dos edificios de este espacio inmejorablemente ubicado en pleno del paseo marítimo. Sí se sabe que el más pequeño, de apenas 101 m2, se usara como Aula del Mar, presumiblemente como una sala de exposiciones sobre la historia marinera de Marbella.
En el inmueble más grande, de 300 m2, se contempla la ubicación de dependencias municipales aún por aclarar. En este sentido, la alcaldesa Ángeles Muñoz explicó en su visita a los inicios de las obras que “inicialmente teníamos previsto que aquí se ubicara la Delegación de Medio Ambiente pero ha sido trasladada al edificio de Cantarranas. Hemos pensado que, como pronto se reformará la oficina de Turismo junto a la Glorieta de la Fontanilla, trasladaremos a sus trabajadores al edificio grande del Faro”.
Por tanto, de un modo u otro, este inmueble inmejorablemente situado, junto al que pasan cientos de miles de personas al año, será destinado a acoger las oficinas de empleados municipales y un pequeño espacio expositivo.

Lo tristemente irónico de todo esto es que, a apenas 120 metros lineales del Faro, en un sótano oscuro y húmedo debajo del Conservatorio de Marbella en el Parque de la Constitución, se encuentra la Provisión de Fondos Arqueológicos: un espacio al que ha sido desterrada desde hace 3 años una importantísima parte del patrimonio arqueológico del municipio.
Esta sala subterránea cuenta con piezas inapreciables de casi todos los periodos de la Historia, como molinos, vasos, vasijas y otros restos del periodo Neolítico-Calcolítico encontrados en la cueva de Pecho Redondo, Coto Correa y otros lugares; finos estucos romanos hallados en el antiguo Hospital Bazán durante las obras de 2007 y 2021, anclas de la época fenicia y romana, distintos elementos de vajilla de la época nazarí, en definitiva, unos fondos que se están enriqueciendo con los restos de todo tipo y diversas épocas encontrados en las recientes excavaciones de La Fonda, en el Fuerte, el Castillo, etc.
Son hallazgos arqueológicos más que suficientes para ser expuestos y estudiados en los más de 400 m2 de los edificios del Faro. Pero ahí siguen, bajo tierra y sin poder ser admirados por visitantes y ciudadanos de Marbella. A la espera del futuro museo histórico de la ciudad que nunca llega.
Sobre la terminación de las obras exteriores del Faro, la alcaldesa, Ángeles Muñoz, ha destacado que “con esta intervención no solo recuperamos un lugar simbólico, sino que lo integramos plenamente en la vida urbana, abriendo una puerta más entre el mar y la localidad” y ha subrayado que “la actuación refleja el modelo de ciudad por el que apostamos, más amable, funcional y pensado para las personas”, al tiempo que ha resaltado que “hemos convertido un recinto icónico, anteriormente cerrado y degradado, en un espacio moderno, accesible y destinado al disfrute de vecinos y visitantes”.
El exceso de solería en un espacio tradicionalmente frondoso motivó bastantes críticas en las redes sociales en las últimas semanas. Sin embargo, el concejal de Obras Diego López, ha querido recordar que “se modificó el proyecto inicial para incorporar especies arbóreas de mayor porte, lo que supuso un reto técnico adicional, pero que ha enriquecido el resultado final y refuerza la vocación verde del espacio”.