La creciente presencia de jabalíes en entornos urbanos de Marbella es cada vez más preocupante. Parece que incluso se ha pasado una línea roja: este pasado viernes un jabalí atacó a una joven de 20 años a la entrada de su casa en una urbanización al norte de Puerto Banús. “Mi hija había aparcado en el interior de la urbanización y según bajaba por el camino ajardinado hacia nuestra casa se encontró con el jabalí que estaba hozando y éste, al verse sorprendido, arremetió contra ella que milagrosamente pudo esquivarlo”, explica su padre Joaquín Navarrete, aún con el susto en el cuerpo.

Pero aún hay más. El sábado a las 21:45 horas, “nuestro perro, un teckel miniatura de solo 4 kilos oyó al jabalí que había vuelto al mismo sitio, a solo 5 metros de nuestro porche, con la mala suerte de que se acercó demasiado y le atacó inmediatamente, lanzándole por el aire. Salimos a recoger al perro haciendo ruido y por suerte esta vez el jabalí no nos ataco a nosotros. El perro se ha salvado de milagro”, explica Joaquín.

Estado en que quedó el perro salchicha atacado este fin de semana.

Los incidentes entre perros y jabalíes se cuentan por decenas en nuestro municipio. Es un problema creciente en parte por la propia naturaleza de los mal llamados jabalíes: son mezcla entre jabalíes y cerdos y, siendo híbridos, las hembras son fértiles a los seis meses y tienen dos camadas al año, pudiendo parir hasta doce jabatos en una sola camada. Por lo tanto, su crecimiento es exponencial.

¿Cómo combate la delegación municipal de Sanidad esta creciente plaga de cerdos salvajes? Hacen lo que pueden, a la espera de que la Junta de Andalucía tome medidas más contundentes con una legislación que permita un control más efectivo de su población. Mientras tanto, los técnicos de Sanidad emplean jaulas. Este método es efectivo pero lento porque no todas las noches se cazan ejemplares. El año pasado se atraparon entre 150 y 200 cerdos salvajes y este año ya han retirado unos 100.

No es suficiente. Los cerdos salvajes campan a sus anchas por la sierra y son ya población autóctona en los entornos urbanos a lo largo de todo el frente norte del municipio, lo que significa que los ejemplares no vuelven a la sierra si no que permanecen en las cercanías de donde se alimentan. Hace unos días una chica se ha librado por los pelos de los colmillos de uno de estos animales. Su perrito no tuvo tanta suerte. Es un problema al que hay que darle una solución eficaz.

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