Hay un dicho bíblico muy conocido pero que solemos olvidar: A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Los que nos dedicamos a los medios, intermediarios entre el ciudadano y la Administración, tenemos la desagradable obligación de criticar de ésta todo lo que no sea beneficioso para el municipio, a la vez que exigimos todo lo contrario, las necesidades que hacen falta en la comunidad para una feliz convivencia.
Quien escribe confiesa haber utilizado estas mismas páginas para comentar en variadas ocasiones algo negativo sobre la biblioteca que la ciudad requería y que no llegaba a buen puerto. Fue una constante durante algún tiempo reemplazada luego por otro motivo semejante.
Por eso quiero hoy lanzar sobre el mismo escenario de mis críticas un aplauso sentido y muy analizado en relación con este tema. Por fin tenemos biblioteca. Tal vez incluso hay que decir que la larga espera, en vista de los resultados, ha merecido la pena. No me duelen prendas.
Con motivo del día del libro, se realizó un acto conmemorativo que congregó a un determinado número de personas, en dicho lugar. Como asistente me di de bruces con el edificio en cuestión cuyo impacto visual y arquitectónico me produjo una feliz sensación. Un edificio circular, moderno y atrevido en su diseño, cuya cabida parece excelente y con dos alas paralelas para el estudio de quienes necesitan un lugar de sosiego y calma.
Es verdad que necesita un acopio grande de material, es decir de libros, no sé si se realizará por donaciones o mediante compra, pero sus abundantes estanterías han de ser llenadas porque el vacío las afea.
Aprecio que la Biblioteca está concebida además de cómo tal, como espacio de equipamiento cultural, donde se puedan realizar eventos relacionados no solo con el libro sino con todo lo que en torno a él se relacione.
Toca felicitar a cuantos han trabajado para conseguir este espacio público de tan gran dignidad. La Delegación de Cultura de la ciudad está reconocida como la más activa y próspera del Municipio y hay que esperar que siga así.
Esperamos también que la sociedad marbellí reaccione a las convocatorias que se hagan en este sentido y el público llene las amplias alas del edificio con su asistencia.
Estas líneas están escritas simplemente como felicitación y reconocimiento de que algo se hace bien
El espíritu crítico continúa latiendo y seguiremos en la misma línea de siempre, aunque con la esperanza de que las cosas que faltan tengan un final similar al de la Biblioteca Fernando Alcalá.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
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