Una zona de fabricación de recipientes de alfarería del periodo romano. Es una de las conclusiones a las que han llegado los arqueólogos de Menia Restauración que han estado estudiando los hornos que el temporal de Levante del mes de noviembre sacó a la luz en la duna de El Ingenio.

Los trabajos desarrollados en los restos arqueológicos en el conocido como yacimiento de las Dunas, en la playa de Lindavista, encargados por el Ayuntamiento tras su aparición como consecuencia de los efectos del temporal de diciembre, revelan que lo que queda no es una duna natural en sentido estricto, sino que gran parte de ella es el relleno de escombros de época tardorromana que cubren una instalación alfarera donde se fabricaban grandes contenedores como ánforas y material de construcción. Así se desprende del estudio específico realizado en la zona, en el entorno sur de la Basílica Paleocristiana Vega del Mar, por un equipo de arqueólogos y restauradores contratados a tal fin con carácter de urgencia por el área de Cultura de la Tenencia de Alcaldía de San Pedro. Su director general, José Antonio Moreno, ha explicado que “durante la investigación se han abierto cinco sondeos, identificándose al menos tres hornos, de los cuales uno ha sido excavado por completo con la finalidad de establecer una cronología y garantizar su conservación una vez realizado un tratamiento de consolidación”. En los restantes sondeos, se han identificado ‘a techo’ (no se ha profundizado en la excavación) depósitos también relacionados con labores de alfarería y elaboración de material de construcción.

“Destaca la aparición de una estructura singular de desagüe de mayor antigüedad que los hornos, que se desarrolla hacia el interior de la duna, en un magnífico estado de conservación”, ha indicado Moreno. Además, el estudio, realizado por la empresa Menia Restauración y coordinado por Cristina Moreno Prieto y Miguel Vila Oblitas, ha constatado la presencia de materiales altoimperiales, que hasta el presente no figuraban en el repertorio conocido en esta zona, “lo que genera la posibilidad de plantear nuevas hipótesis sobre el yacimiento en general, pues sumando todos los elementos se puede revisar la información que se tiene hasta el presente y trazar una imagen más aproximada de lo que debió ser este yacimiento en su origen”.

Desagüe romano, a la izquierda, que ha aparecido en el estudio llevado a cabo.

Durante las prospecciones se han encontrado una serie de restos, alguno de los cuales aún está siendo estudiado para su correcta datación: objetos metálicos (unas pocas monedas de bronce, clavos, anzuelos, bases de copas y un amuleto de bisutería), teselas, trozos de estuco pintados, y un amplio abanico de restos cerámicos de todo tipo con una gran presencia de un determinado tipo de ánfora (Keay XIX), casi con toda seguridad de producción propia.

“Aunque estos restos se han de depositar en el Museo Arqueológico Provincial, la intención del Área de Cultura es que puedan ser expuestos, si es posible, en la ampliación ya prevista del pequeño centro de interpretación histórico que actualmente existe en el CAE La Alcoholera”, ha apuntado el director general, quien ha subrayado también que “esta ha sido una excavación abierta, ya que se ha buscado unir a la faceta investigadora la labor divulgativa”. En este sentido, ha concretado que “se ha atendido a numerosos interesados y curiosos que se han acercado al lugar durante el desarrollo de los trabajos, e incluso se ha realizado alguna visita guiada por el yacimiento a alumnos de centros educativos que mostraron interés por conocer una excavación en activo”. Asimismo, se ha informado a todo el público visitante de los yacimientos arqueológicos de San Pedro Alcántara sobre la posibilidad de poder ver los trabajos ‘in situ’.

Según refleja el estudio del equipo de investigación, aunque el yacimiento es ya conocido por la historiografía desde principios del siglo XX, apareciendo registrado bajo la denominación de ruinas de San Pedro de Alcántara’, que englobaba tanto la cercana Basílica Paleocristiana y el yacimiento arqueológico de las Dunas, es a principios de los años 90 cuando se realiza la primera excavación arqueológica donde se constató la existencia de varias habitaciones y algunos enterramientos. Esta intervención arqueológica, dirigida por el arqueólogo Fernando Villaseca, se realizó unos metros al interior de la misma duna donde recientemente han aparecido las nuevas estructuras por la acción del oleaje. En 2017, otro equipo arqueológico de la empresa Aratispi Patrimonio realizó junto con la Universidad de Granada un estudio geofísico mediante georradar, delimitando distintas estructuras relacionadas con la investigación precedente. La inusitada fuerza del temporal de levante que azotó nuestras playas en las fechas citadas conllevó que la acción del rebalaje fuera más intensa que otras veces, realizando un enorme vaciado del arenal, llegando hasta pie de talud de la duna actual.

“La resolución dictada a principios de diciembre de la delegación provincial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía dejaba claro que se tenía que estudiar las estructuras aparecidas y procurar su máxima preservación y conservación”, ha recordado Moreno, quien ha subrayado que, “como medida cautelar, se han aplicado los criterios de conservación que se ejecutan de forma habitual en yacimientos de este tipo; es decir, se ha realizado una consolidación preventiva y se han vuelto a cubrir los restos con geotextil y grava, pues es la manera más eficaz de conservar los restos arqueológicos identificados”. “Máxime en este caso, donde una parte de los hornos -su cámara de cocción es un enlucido de arcilla en las paredes de un hoyo que se reutilizaba- son estructuras en negativo, algo que dificulta su puesta en valor permanente”, ha añadido. Además, ha recalcado que “su mínima distancia hasta la orilla y por lo tanto su peligrosa exposición ante otro posible temporal desaconseja que las estructuras encontradas puedan ser exhibidas al aire libre”. Así, para proteger de esta acción erosiva del mar, los restos han sido tapados por un importante acopio de arena sobre el talud y con sacas de gravas que actúan de escollera, solución transitoria que habrá de ser complementada en el futuro con elementos de protección fijos.

“Esta actuación y el resto conducentes a la puesta en valor del yacimiento de las Dunas, su estudio completo y sobre todo su protección requiere del compromiso y acuerdo de las tres administraciones concernientes (el ministerio de Transición por su competencia en Costas, la Junta de Andalucía por Medio Ambiente y Patrimonio y el Ayuntamiento de Marbella)”, ha señalado Moreno, quien ha avanzado que desde el Área de Cultura de la Tenencia de Alcaldía se trabaja ya para presentar lo antes posible un proyecto global en este sentido que cumpla con todo lo acordado en el último Pleno municipal.

La Junta de Andalucía es plenamente consciente de que todo el entorno entre las termas romanas de Guadalmina y la Basílica Paleocristiana tienen un enorme interés arqueológico. Hace ya 16 meses, en octubre de 2020, la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, acudió a Marbella a presentar un ambicioso plan de intervención plurianual tanto en las Termas Romanas de Guadalmina como en todo el entorno de la basílica paleocristiana, el cual se dotaría de presupuesto a principios de 2021. Nada se sabe de este plan.

El responsable municipal ha resaltado que, “como conclusión, podemos decir que los trabajos realizados nos han permitido ahondar en el conocimiento arqueológico de una zona que cada vez más demuestra su potencial histórico” y ha abundado que “no podemos tampoco soslayar que se ha abierto una oportunidad para consolidar una planificación definitiva de este lugar como elemento patrimonial histórico de primer orden en nuestro municipio”.

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