Tic tac tic tac. El tiempo pasa y las oportunidades para enderezar la salud del Castaño Santo se reducen. Uno de los seres vivos más viejos de Málaga (se le estiman más de 800 años de edad), se encuentra en estado de abandono. El motivo es sencillo: a pesar de que tanto Junta de Andalucía como el Ayuntamiento de Istán llevan muchos años intentando llegar a un acuerdo con la propiedad para poder protegerlo, el 33% de los dueños de la parcela en la que se asienta este árbol centenario se niegan a permitir que la Junta se haga cargo de su conservación y mantenimiento.

Hace siete años, en 2017, el Parlamento Andaluz instó al Gobierno de la Junta a que el Castaño Santo fuera declarado Monumento Natural de Andalucía. Literalmente, “que desde la Consejería de Medio Ambiente se elabore y ejecute, con carácter inmediato y urgente, un plan de saneamiento que incluya cuantas medidas sean necesarias para restaurar la salud del Castaño Santo y garantizar su supervivencia”. A día de hoy esto no se ha cumplido.

Declararlo Monumento Natural supone establecer un marco jurídico definido para su ordenación y gestión por su valor natural, cultural y paisajístico, facilitando su conservación y su puesta en valor. La superficie protegida del Monumento Natural, según los límites propuestos, asciende a unos 2.000 m².

Rama desgajada desde el Castaño Santo.

Según fuentes conocedoras del convenio que quiere suscribirse con la propiedad para proteger el Castaño Santo, “este incluye un corredor de acceso desde el carril hasta el mismo árbol. También contempla vallar toda la zona de protección y la instalación de una cancela. Igualmente se instalará unas maderas para evitar que la gente se suba al castaño y pueda dañarlo y una zona ampliada de aparcamiento. El convenio no supone vender el terreno en que se asienta el Castaño Santo, simplemente se cede a la Junta de Andalucía la zona cercana al árbol para que esta se haga cargo de su cuidado y conservación”.

Todo esto colisiona con la negativa rotunda, desde hace casi 15 años, de un tercio de la familia propietaria de 500 hectáreas en la zona del Hoyo del Bote, donde está situado el árbol centenario. Tanto Junta como Ayuntamiento de Istán llevan esos 15 años negociando para que se firme un convenio que permita la cesión de la parcela que ocupa el Castaño Santo y así poder actuar en su conservación. Pero un tercio de los propietarios está encastillado y no cede. El bloqueo es total.

Actualmente, el Castaño Santo está incluido dentro del recién nombrado Parque Nacional Sierra de las Nieves. Se podría presuponer que al estar en zona protegida, de las máximas que existen, el Parque Nacional podría intervenir por interés público, “pero por mucho que queramos no podemos hacer nada. Está situado en una parcela privada y no podemos hacer nada”, explica el director del Parque Nacional, Rafael Haro.

Por su parte, desde la Dirección General de Espacios Naturales Protegidos de la Junta de Andalucía han confirmado a este periódico que “estamos dispuestos  a hacer todo lo posible para la conservación del Castaño Santo y por eso se está haciendo también todo lo posible para llegar a un acuerdo con la propiedad, porque es privada. No es posible actuar sobre una propiedad privada”.

Puede ser así. O no. Fuentes conocedoras del caso han asegurado a este periódico que la Junta de Andalucía sí puede utilizar alguna herramienta legal para forzar la firma del convenio, “puede hacer llegar a la familia propietaria un apercibimiento para personarse para firmar el convenio y, si no se presentan el 100% de los propietarios, obligarles de manera legal a desbloquear la situación”.

Quejigo espectacular situado muy cerca del Castaño Santo en el paraje del Hoyo del Bote.

Sea como fuere, el Castaño Santo se merece un cuidado que no está recibiendo. Recibe la visita de cientos de personas y algunas de esas personas realizan prácticas perjudiciales para el árbol: se suben a sus ramas, se llevan su tierra, echan la ceniza de difuntos en sus raíces. También sufre la amenaza de la avispilla del castaño. Otro problema es que las raíces están cada vez más al aire. Todas estas son razones más que suficientes para intervenir en la conservación del Castaño Santo.

El paraje del Hoyo del Bote, en la Sierra Real de Istán, es un lugar mágico. Cerca del Castaño Santo conviven alcornoques y quejigos centenarios. Este árbol seguirá vivo cuando todos estemos muertos pero si en nuestra mano está que pueda vivir unos cientos de años más pues no está de más.

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