Muchos no lo saben. Pero a las afueras de Marbella, junto a Río real, existió un castillo hace ya mas de 2.500 años. Es el antiguo castillo de Cerro Torrón, una de las joyas arqueológicas más valiosas de la ciudad. Del castillo apenas quedan restos pero el perímetro de la fortificación se puede intuir por la hilera de palmitos y matorrales que cubren las oquedades de los muros de Cerro Torrón.

Cerro Torrón visto desde la cuenca del Río Real.

La historia de este enclave arqueológico es milenaria. Diversos historiadores están seguros de que en la época fenicia, hace más de 2.500 años, el castillo de Cerro Torrón fue un núcleo del comercio de los mercaderes libaneses con los íberos autóctonos. “Es casi seguro que hubo una relación comercial entre el enclave íbero de Cerro Torrón con la factoría fenicia que existió en la desembocadura de Río Real”, explica el historiador Francisco Moreno.

Durante la época islámica se convirtió en un orgulloso castillo con 140 metros de perímetro y una superficie total de 1.300 metros cuadrados desde donde se dominaba toda la cuenca del Río Real, toda la Costa del Sol desde Elviria hasta más allá de Guadalmina y, hacia el interior, todo el valle de Ojén. La estructura del castillo, según explica el historiador Alfonso Sánchez Mairena en su artículo Fortificaciones altomedievales de la tierra de Marbella, se componía de 5 torres cuadradas y 4 semicirculares y dos aljibes para el abastecimiento de agua. Las paredes tenían de un grosor de 1,65 metros.

Dibujo del castillo hecho por el historiador Alfonso Sánchez Mairena.
Croquis de Sánchez Mairena de Cerro Torrón en época árabe.

OTRA TEORÍA SOBRE SU EMPLAZAMIENTO

La necesidad de excavar en el castillo de Cerro Torrón es patente, ya que existe una controversia sobre el verdadero emplazamiento de Cerro Torrón. Antiguamente se sabía que Río Real también se llamaba río de Torrox y de ahí  la explicación de que Cerro Torrón sea reconocido por muchos en su actual ubicación a la vera de este cauce. Pero ahora, también se baraja el Cerro Ojeneto, donde se alza el pueblo de Ojén, como posible ubicación del castillo.

Sobre este posible emplazamiento se posiciona, siempre con prudencia mientras no haya pruebas claras, el arqueólogo municipal de Estepona Ildefonso Navarro: “Hay que entender que, según las fuentes documentales de la época, se sabe de la existencia del castillo de Turrus Jusayn entre Marbella y Ojén y su papel de fortaleza durante la rebelión del caudillo mozárabe Omar ben Hafsun contra los Omeyas en el siglo X”, explica Navarro.

Este experto medievalista explica que se han encontrado en la colina que corona Ojén diversos restos arqueológicos, que deberán ser estudiados ya que, si se demostrara que son del siglo X, seguramente corresponderían a Turrus Jusayn, esto sería Cerro Torrón. En este sentido, el arqueólogo Javier Soto puntualiza que “se sabe que el castillo de Ojén es del siglo XVI, por eso es tan importante estudiar e identificar la cronología del Cerro Ojeneto, para saber si fue la fortaleza que, según los cronistas, resistió a los ejércitos cordobeses durante la rebelión de Omar ben Hafsun”.

“Lo que está claro es que, tras la rebelión fallida de Ben Hafsun, el Omeya Abderraman III desmanteló todas las fortalezas de la Costa del Sol (como Montemayor y Cerro Torrón) y obligó a la población mozárabe del interior a asentarse en la costa de Marbella, Estepona o Fuengirola para tenerla más controlada y poder cobrarles impuestos”, explica Ildefonso Navarro.

Resto de un aljibe en este castillo milenario.

EL FUTURO DEL CASTILLO

Uno de los mayores conocedores del castillo de Cerro Torrón es el arqueólogo Javier Soto. Esta antiquísima fortificación casi totalmente derruida es todo un tesoro por descubrir, ya que apenas ha sido estudiada en profundidad, a pesar de que en su interior se han encontrado materiales de la Edad del Bronce, flechas y restos cerámicos de la época fenicia así como de la época romana y árabe. “Este yacimiento debería estar el primero de la lista si las autoridades públicas decidieran excavar y poner en valor alguno de los numerosos yacimientos históricos de Marbella”, ha explicado a El Periódico de Marbella Soto.

Para el historiador Francisco Moreno, el futuro de este enclave milenario pasaría por confeccionar un Plan Director similar al del Castillo de Marbella. “Se podrían organizar campañas de verano con estudiantes de Historia que ayudaran a conocer mejor Cerro Torrón”, señala Moreno. Desde su experiencia apunta al hecho de la lejanía de este enclave arqueológico respecto al casco urbano de Marbella: “quizás sería mejor, una vez estudiado el castillo, cubrirlo con una malla y grava para que se conserve por si en el futuro hay dinero y voluntad de ponerlo en valor de verdad”.

Desde el castillo se dominaba toda la comarca.

Francisco Moreno recuerda cómo, con la asociación Cilniana, se hicieron tres campañas anti-expolio con las que sembraron de virutas de aluminio tanto Cerro Torrón como otros enclaves arqueológicos de Marbella. “El objetivo era confundir a los expoliadores que iban con sus detectores de metales a ver si encontraban alguna reliquia histórica, ya que Cerro Torrón ha sido intensamente saqueado”.

 A pesar de haber sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985 el abandono impera en Cerro Torrón. Actualmente, apenas quedan señales visibles del trazado de la muralla y de las torres. Hace mil años los habitantes del castillo fueron obligados a bajar de la colina para habitar en la entonces naciente Marbella. Ahora le tocaría a Marbella mirar hacia arriba para no olvidar que parte de su origen está entre sillares y murallas derruidas cubiertas de palmitos.

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