Los datos son espectaculares: desde que en mayo de 2019 se implementó la tarjeta de transporte urbano, erróneamente llamada gratuita, las cifras de viajes en los autobuses del municipio se han disparado: 2 millones en 2019, 2,5 millones en 2020, 3,6 millones en 2021, 4,7 millones en 2022 y 4,8 millones hasta noviembre de 2023.

El concejal de Transporte, Félix Romero, ha subrayado que “es una medida democratizadora de la movilidad y el transporte, que suma más de 17 millones de viajes desde su implantación y que ha supuesto un gran ahorro para los ciudadanos gracias a un esquema imaginativo que ha pivotado sobre las campañas de empadronamiento y que permite a los titulares de la tarjeta municipal desplazarse por toda la ciudad de forma gratuita”.

El edil ha precisado que “los viajes de usuarios jubilados también han experimentado un aumento significativo, ya que en 2019 fueron 329.000 y hasta noviembre de este año han sido 583.000, lo que evidencia la función social de la iniciativa”, al tiempo que ha indicado que el número total de viajes ha sido de 5,8 millones, por lo que alrededor de un millón de usuarios han utilizado el servicio sin ser titulares de la tarjeta”.

Sin embargo, todos estos logros que anuncia Romero cuestan 8 millones de euros todos los años. Es la cantidad que el Ayuntamiento paga a la concesionaria Avanza para que los más de 76.000 usuarios de la tarjeta del transporte urbano puedan disponer de este servicio sin tener que pagar. Ya lo hace el Consistorio.

Por otro lado, aunque el concejal ha incidido en que “a lo largo de este tiempo se ha reforzado la flota de autobuses y se han ampliado las líneas para seguir ofreciendo un transporte sostenible de calidad”, lo cierto es que entre los usuarios hay numerosas quejas. Hay líneas muy tensionadas, como la 1 y la 13, no sólo en fechas especiales sino de forma ordinaria. También se echa en falta una mayor frecuencia en estas líneas y en otras. Si un transporte público eficiente es el mejor instrumento para que sacar coches de las calles, la clave está en que esa eficiencia se base en una mayor frecuencia de las rutas. Cuando tienes que esperar 30 o 40 minutos a que pase un autobús, prefieres coger el coche.

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