No es uno más de los restos arqueológicos desaparecidos en Marbella. Es más bien uno de los más importantes: el que convirtió a Marbella en ciudad. Hablamos de las murallas que, durante siglos, protegieron a los marbellíes. Hoy día apenas queda algún indicio de su existencia, ya que fueron totalmente demolidas cuando ya había caducado su función defensiva, estaba en gran parte en estado ruinoso y, sobre todo, se puso como objetivo abrir la ciudad durante el siglo XIX.

Muy poco se sabe sobre el origen de las murallas que acotaban el casco antiguo de Marbella. El motivo de este desconocimiento es doble: han desaparecido casi en su totalidad (destruidas u ocultas en el interior de viviendas y tiendas) y nunca se ha hecho un estudio serio que analice su trazado y su método constructivo para datarla de forma fiable.

Restos de las murallas que aún se conservaban. Foto: grupo FB Historia de Marbella.

Existe un documento, un plano de 1737 conservado en el Archivo de Simancas, en el que se concreta el perímetro de la muralla urbana y la veintena de torres que refuerzan los lienzos. En el plano también queda reflejado cómo se aprovecha el trazado de los arroyos de la Barbacana y Río Huelo para formar un foso que aumentaba la seguridad del recinto amurallado de la ciudad. Por tanto, se sabe que el perímetro del lienzo recorrería las actuales calles Huerta Chica, Peral hasta el castillo, después por el Este calle Muro/Nabeul hasta calle Enrique del Castillo, frente de la Alameda hasta de nuevo Huerta Chica, protegiendo todo el actual Casco Antiguo.

Antiguo plano de 1737 donde queda plasmado el perímetro de la muralla y el castillo.

El investigador Daniel Moreno hizo un estudio sobre la ubicación de la muralla de Marbella que actualizó hace unas semanas. Es un documento grafico y descriptivo de lo que conocemos de ella, y de su posible trazado en las zonas en la que no existen indicios físicos. Moreno utiliza el plano de 1737 y superpone en él las fotos aéreas que realizó el ejército norteamericano en 1945-1946, cuando aún se mantenía de forma clara la “almendra” que forma el casco viejo entre río Huelo y el arroyo de la Barbacana.

El investigador marbellí ha podido dibujar un trazado a escala bastante aproximado de la cerca de la ciudad y, de este modo, calcular la superficie que ocupaba y la longitud de su perímetro. “Los datos obtenidos nos dan una superficie aproximada intramuros, sin contar la extensión del castillo, de 50.600 m2, que sumados a los 10.650 m2 del castillo, obtenemos una superficie total de la ciudad de Marbella de 61.250 m2. El perímetro aproximado de la cerca, también sin tener en cuenta el del castillo, es de 1.045 m”, revela Daniel Moreno en su estudio.

Foto del vuelo norteamericano en el que el investigador Daniel Moreno superpone el trazado de la muralla y las torres urbanas.

UNA TÉSIS Y EL FINAL DE LA MURALLA

La tesis El Centro Histórico de Marbella. Arquitectura y Urbanismo, del Doctor en Historia del Arte, e historiador, Francisco Moreno, es el principal documento que analiza el pasado y devenir de las murallas urbanas de Marbella. Moreno confirma que las murallas urbanas y la veintena de torres que la jalonaban estuvieron en mal estado desde prácticamente la conquista de la ciudad por Fernando el Católico y a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

Dibujo de Marbella que hizo el viajero inglés Francis Carter hace 150 en el que se aprecia el mal estado de las murallas.

Sin embargo, será en el siglo XIX cuando la muralla será casi totalmente demolida. “Muchos vecinos ya llevaban mucho tiempo construyendo casas adosadas a la muralla y reutilizando el material arruinado. Aunque será en el siglo XIX cuando la necesidad de abrir la ciudad condenó a la desaparición a grandes porciones de la muralla urbana, que había perdido su función de defensa y comenzaba a ser incómoda para los vecinos que pedían su demolición, ya que impedía el paso y era un obstáculo para el desarrollo urbano”, explica Moreno.

Además, un acontecimiento fortuito precipitaría el fin de otra parte importante de los lienzos defensivos: una tormenta que afectaría en 1892 a la ciudad. En este sentido, el historiador Francisco Moreno recuerda que “unas copiosas lluvias, que causaron numerosos destrozos en caminos, puentes y casas, afectaron también a los restos de murallas ruinosas que aún se conservaban por lo que el Ayuntamiento acordó que se procediera al derribo de los tramos de muralla de la Barbacana, calle Muro, calle Salinas y Peral, además de la torre del Abad Chupado y el rebaje de la torre del homenaje en el castillo. Siglos de historia quedaron demolidos por una mala tormenta y el miedo a su derrumbe”.

Resto de muralla derribada en la zona de puente Málaga. Foto: Oecus.

El proceso de demolición fue inexorable. Según recuerda el archivero municipal Francisco de Asís López, el derribo de la muralla casi culminó en 1969 cuando el último tramo de lienzo de la fortificación fue retirado para ampliar la ciudad en la actual calle Muro (nombre de una vía muy apropiada). Fue el certificado de defunción de esta muralla centenaria.

Aún habría un hito destructivo más en la historia de la muralla urbana de Marbella. Según recuerda el arqueólogo Alejandro Pérez Malumbres, “a finales de los años 90 del siglo XX, Jesús Gil destruyó una pequeña parte de la muralla en la confluencia de calle Caballeros con Huerta Chica”.

¿QUÉ QUEDA DE LA MURALLA HOY EN DÍA?  

Apenas quedan restos de la muralla que protegió la ciudad de Marbella. Un pequeño lienzo y resto de torre en un inmueble de calle Remedios junto a la Puerta de Ronda. Otra parte, pequeña pero espectacular, en otro inmueble de la calle del Peral frente a calle Aduar. Y poco más.

Se ha sabido que la muralla se conserva en estos dos lugares porque los propietarios de ambas casas iniciaron obras de reforma sin la preceptiva presencia de un arqueólogo, ya que el Casco Antiguo está protegido. En los dos casos tuvieron que intervenir las autoridades paralizando las obras hasta que se garantice la preservación de los lienzos de la muralla.

En el caso de la calle Remedios, la empresa Arqueosur fue la encargada de estudiar la muralla y los restos de la torre. El arqueólogo Pedro Sánchez Bandera pudo estudiar los métodos constructivos de la muralla y datar como probable que la cerca que rodeó la ciudad es del final de la época medieval. «Seguramente la población se articuló entorno al castillo en época romana. Posteriormente, se desarrolló un núcleo extramuros que en tiempos de peligro se acogería a la fortaleza. No sería hasta la época nazarí, sobre el siglo XIV, cuando la inseguridad creciente en el Reino de Granada hizo necesaria cercar la ciudad con un muro y diversas torres”, explica el arqueólogo. Sánchez Bandera considera que este fenómeno de fortificación, “no sólo pasó en Marbella, fue un fenómeno que se produjo en diversos enclaves nazaríes a partir del reinado de Yusuf I  a mediados del siglo XIV”.

Parte de la muralla que aún se conserva en el interior de una vivienda entre calle Peral y Caballeros.

Por su parte, el arqueólogo Alejandro Pérez Malumbres considera que es posible que la muralla fuera anterior, de la época almohade (siglo XII), “ya que es considerada medina por cronistas de esa época y eso hace presuponer que debía estar rodeada por una muralla”.

PUERTAS Y FOSO

La antigua muralla que rodeaba Marbella contaba con tres puertas: Puerta de Ronda (justo donde calle del Peral enfila hacia el Norte), Puerta de Málaga (en Avenida Nabeul) y Puerta de la Mar (en calle Enrique del Castillo junto a la estatua de la mujer a caballo).

Las tres están desaparecidas. No se han encontrado restos de los muros de las puertas cuando se han llevado a cabo obras en las tres zonas. No ha quedado nada. Aún. Siempre es posible que en una futura obra de rehabilitación de una vivienda cercana o en la mejora de tuberías o infraestructuras salga a la luz los cimientos de alguna de las puertas.

Espectacular recreación de la Marbella medieval/ musulmana hecho por Pepe S. Moyano.

Respecto al foso que protegía la muralla, Francisco Moreno explica en su Tesis que, en su parte meridional, justo al norte y paralelo al parque de la Alameda, ya en el siglo XIX el Ayuntamiento estaba determinado a actuar para colmatarlo y eliminarlo por los problemas higiénicos y estéticos que provocaba. Sin embargo, “lo que parecía solucionado en el siglo XIX aún daba problemas en el siglo XX: en 1926 todavía se hablaba de su embovedado y en 1946 estaba en tramitación el proyecto. De hecho, según ha podido saber este periódico, aún existe ese embovedado bajo las casas que hay frente a la Alameda.

Cronistas árabes o cristianos mencionaron la existencia de las murallas de Marbella durante siglos. Ya apenas queda nada de ellas. Cumplieron su función, fueron demolidas y han sido olvidadas. Como evoca el historiador Francisco Moreno “las murallas fueron la imagen de la ciudad. Tenían una función, además de protección frente al enemigo, de control fiscal y de defensa contra las epidemias. Dieron a Marbella su categoría urbana, la salida del anonimato medieval, y fue la mejor manifestación del sistema defensivo costero. Murallas de refugio, orden contra la anarquía, y salvaguardia frente al miedo que transmitía el exterior. El horizonte, oteado desde sus almenas, no era tan infinito y los enemigos no lo eran tanto”.

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