La revolución industrial es el elemento principal que modernizó el mundo en el siglo XIX. En España, Marbella fue clave ya que la ferrería de La Concepción fue durante décadas uno de los polos industriales más importantes del país, produciendo el 70% del acero que necesitaban todas las industrias para desarrollarse.

¿Quieres conocer este pionero pasado industrial de Marbella? Muy sencillo, apúntate al curso de la UNED que comienza en unos días: “Marbella, ciudad clave (y olvidada) en la revolución industrial en España (y en el mundo)” que coordina María Olga Guerrero Pérez, Catedrática del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Málaga. Este curso se impartirá los próximos cuatro martes por la tarde por parte de diversos profesores e ingenieros. El plazo de inscripción termina este lunes que viene.

“El curso está abierto a cualquier persona, ya que no tienes que ser docente ni estudiante y las diferentes sesiones serán con un estilo muy divulgativo apto para cualquier público”, explica Guerrero. Solo hay que entrar en esta página web y apuntarse: https://extension.uned.es/actividad/idactividad/32379

UN POLO INDUSTRIAL DE PRIMER ORDEN

 Manuel Agustín Heredia es el principal responsable de convertir a Marbella en uno de los polos industriales más importantes de España durante el siglo XIX. Este empresario ya era propietario de la mina de grafito Marbella, situada en Benahavís, cuando, con otros socios, decidió situar junto al río Verde los altos hornos de la ferrería La Concepción en 1826. Los primeros modernos de España.

Heredia puso a Marbella a la vanguardia de la revolución industrial. Trajo expertos, ingenieros y maquinaria de última tecnología para la época. En los años de mejor funcionamiento del complejo siderúrgico llegó a tener en juego hasta 7 altos hornos, produciendo hasta 12.000 toneladas de hierro forjado al año.

Interior de uno de los altos hornos de La Concepción.

La Concepción, junto al complejo La Constancia de Málaga, donde en un segundo proceso se afinaba y moldeaba el metal, “llegaron a trabajar, de forma directa e indirecta, unas 3.000 personas. La Concepción atrajo a mucha gente que iba a vender el carbón vegetal que alimentaba los altos hornos”, explica la profesora Olga Guerrero.

Varios factores hicieron declinar esta industria siderúrgica: el agotamiento del carbón vegetal y lo caro que era sustituirlo por el carbón mineral que había que traer de Córdoba o Inglaterra. “Tampoco les interesaba a los empresarios del Norte de España, que presionaron al Gobierno para que impusiera aranceles y, así, hicieron menos rentable la producción de acero en Marbella en beneficio a los altos hornos del Norte”, revela la coordinadora del curso de la UNED.

Interior de uno de los altos hornos.

La ferrería de La Concepción cerró en 1884. Marbella siguió siendo un importante polo minero casi ochenta años más a través de la explotación inglesa de la Mina del Peñoncillo (Ojén) cuyo mineral se mandaba en barcos desde un muelle de hierro situado hasta 1934 en donde ahora está la playa de la Venus (frente a la Avenida del Mar). Aún se mantendría la actividad minera a través del funicular minero del Cable que puso en marcha la empresa vasca FERARCO de 1950 a 1974. Terminándose en esta fecha la historia minera de una ciudad que ha visto cómo durante miles de años íberos, fenicios, romanos, árabes, españoles e ingleses han extraído la riqueza de las entrañas de la Costa del Sol.   

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