Grafito: el tesoro oculto de la Mina Marbella

Las entrañas de la Costa del Sol han atesorado durante siglos una riqueza inigualable. Las montañas han sido explotadas desde la época romana y árabe en la búsqueda de hierro, grafito, plomo, níquel, etc. Convirtiendo a Marbella, y sus alrededores, en un referente minero a nivel nacional e internacional a partir del siglo XVIII. Muy conocida, y reconocida, ha sido la extracción del hierro. Primero con la industria siderúrgica ligada a La Concepción de Manuel Agustín Heredia. Posteriormente con la británica Iron Ore Company que explotó la mina ojeneta de El Peñoncillo.

Sin embargo, ha quedado en el olvido otra explotación minera vinculada con Marbella: la mina de grafito de los Lápices, también llamada Marbella, situada en el término de Benahavís, en el conocido como cerro de Natías entre los ríos Guadalmansa y Guadalmedina. El Periódico de Marbella ha querido arrojar luz sobre el pasado y el presente de este yacimiento centenario. Sí, presente, porque actualmente una empresa, Simplewater S.L. ha adquirido recientemente un Permiso de Investigación de la Junta de Andalucía para estudiar su viabilidad y puesta en producción.

Para conocer la historia de esta mina hay que remontarse a hace 250 años. Un cuarto de siglo plagado de problemas, de dificultades, de quiebras de empresas mineras y de decenas de miles de toneladas extraídas. Porque el grafito era muy importante para la industria de guerra, ya que es el material que se usa para los moldes de las fundiciones por su resistencia a las altas temperaturas.

La familia González de Júzcar, conocida como “los Moros”, es la primera en comenzar a explotar este mineral de la Mina de Los Lápices, datándose los inicios de la explotación en 1749 y exportando el grafito a Marbella. Pagaban al Estado 24 reales por cada quintal de mineral y la extracción se hacía de un modo más artesanal que científico.

Como bien ha reflejado en su artículo Marbella Minera de la revista Cilniana el historiador José Bernal, en 1804 el gobierno de Carlos IV encargó al ingeniero alemán Enrique Schnellbenbühel la dirección de la mina. Sería quien aplicaría métodos técnicos a la extracción del grafito, planteando un ambicioso proyecto minero que contaría con el patronazgo del duque del Infantado. No obstante, la Guerra de Independencia echaría al traste el proyecto. El ingeniero alemán de impronunciable apellido se refugió en Cádiz mientras duró el conflicto. Tras el final de la guerra, el alemán intentó volver a poner en marcha su ambicioso proyecto minero pero la quiebra del Estado impidió llevarlo a cabo, quedando como mero inspector de minas. Volviendo los Moros a sacar grafito en la conocida como Mina Honda.

Como ha explicado a este medio el historiador José Bernal, las vicisitudes y altibajos de la mina Marbella continuaron durante décadas. Signo de su importancia es, tras la promulgación de la Ley de Minas de 1825 que liberaliza el sector minero, su inclusión en una lista de 5 minas cuya propiedad mantendría el Estado. Sin embargo, aunque las toneladas de grafito seguían saliendo del cerro Natías (se calcula que en la primera mitad del siglo XIX  se exportaron más de 18.000 toneladas), sucesivas sociedades y empresas quebraban por los bajos beneficios, el elevado Canon Real de explotación y los problemas administrativos. Quedando los pozos y galerías de la mina Marbella en un lamentable estado.

A pesar de todo, prestigiosos ingenieros como Antonio Álvarez de Linera, en 1857, y Domingo de Orueta, en 1917, apostaron por que se volviera a explotar el grafito. Álvarez de Linera creía que si se reconstruía la mina podría producir hasta 5.000 toneladas de grafito al año. Por su parte, Orueta elaboró un informe para el Estado en el que recomendaba poner en marcha un ambicioso proyecto que incluía hacer un reconocimiento por debajo del nivel de 58 metros bajo las labores antiguas. Proponiendo excavar una galería de 500 metros de longitud aprovechando la pendiente del terreno en un socavón de la ladera del Guadalmina o del Guadalmansa. Al final de dicho socavón se abrirían 4 galerías, dos de 180 metros y dos de 80 metros en cruz y se haría un pozo de 118 metros en la cúspide para reconocimiento vertical. Orueta estimaba la duración de estos trabajos de investigación en 3 años. Y, en caso de tener éxito se construiría un cable aéreo para el transporte del mineral a la costa. Nada se hizo.

La mina Marbella siguió deteriorándose olvidada por todos hasta que la invención de la energía nuclear tras la Segunda Guerra Mundial puso al grafito en el tablero de los minerales estratégicos. Se hicieron sucesivos informes en 1948, 1962 y 1995 para estudiar la idoneidad de su reapertura sin resultado.

Hasta que el 5 de agosto de 2019 la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga hace saber que ha sido otorgado el Permiso de Investigación número 6.847 sobre la mina Marbella a la empresa Simplewater SL con sede en Puerto Banús. Recuperándola de su olvido histórico debido, seguramente, al enorme auge que actualmente tienen las nuevas energías renovables que precisan de materiales como el litio, cobalto y grafito.

El permiso de investigación debe aclarar si es posible volver a explotar la mina y, más importante aún, si la comercialización del producto sería rentable. En caso de que así sea, Simplewater SL deberá solicitar una Concesión Derivada para un futuro Proyecto de Explotación, así como una propuesta inicial sobre los métodos de extracción.

Hay varios datos interesantes en la Memoria de Investigación encargada por Simplewater cuando optó al permiso, al que ha tenido acceso este medio. El estudio estima en tres años el tiempo de trabajo de campo necesario para elaborar un informe que justifique una futura explotación de la mina. Se emplearán técnicas como la Tomografía Eléctrica, la polarización inducida y prospección industrial de muestras de más de 500 kg. Se procederá a hacer un estudio de las reservas que pueda contener la mina. Y otro previo al de Impacto Ambiental.

Este medio ha consultado al geólogo Miguel Ángel Rodríguez de la empresa Georock SL, responsable del informe que sustenta la petición del Permiso de Investigación de Simplewater, sobre si han comenzado los trabajos de campo en la mina Marbella. Sin resultado, al acogerse este experto ingeniero a la cláusula de confidencialidad que le impide publicitar cualquier acción que haga la concesionaria del permiso de investigación.

Tampoco ha sido posible recabar información por parte de Simplewater SL y su responsable, Antonio Prado Castro.

Por otro lado, desde el Ayuntamiento de Benahavís han asegurado a este medio que, como las competencias en materia de minería están en manos de la Junta de Andalucía, poco se puede objetar a nivel local. «Eso sí, les exigimos a la empresa un informe medioambiental. Y, de hecho, hicimos nuestras mediciones por GPS y detectamos que las catas que iban a hacer ocupaban parte del espacio de la antigua Cañada Real que  une Estepona con Ronda. Y han tenido que rectificarlo», han explicado desde el Consistorio de Benahavís. 

Fuentes consultadas por El Periódico de Marbella han confirmado que las obras aún no han comenzado ya que se está negociando el paso de la maquinaria necesaria para hacer las catas mineras.

El grafito se ha revalorizado enormemente al socaire del auge de las energías renovables. El litio, el cobalto o el grafito son materias primas con mucho futuro. Y rentabilidad. Puede que la Mina Marbella tenga su enésima oportunidad para hacer rico a alguien. O arruinarlo. El tiempo lo dirá.