El retraso en la ejecución de proyectos necesarios para la ciudadanía es un hecho en esta ciudad: el estadio de fútbol municipal, la transformación del Faro, el ambulatorio de Ricardo Soriano, el instituto de Las Chapas y un largo etcétera.

Ponemos, de nuevo, esta vez el foco en el edificio de la Comandancia de Marina. Hay que recordar los tres años que acaban de cumplirse desde que el Ayuntamiento confirmó en sesión plenaria al Gobierno Central la cesión del edificio de la Comandancia de Marina situado en la avenida Severo Ochoa frente a Puya.

Cuando se anunció la cesión a la ciudad de este edificio, el 13 de julio de 2020, el portavoz municipal, Félix Romero, aseguró que se trataba de una petición “en la que llevábamos trabajando muchos años con el objetivo de dar un uso público a esta edificación de 856 metros cuadrados construidos, repartidos en 5 plantas, un sótano y un garaje, que se encuentra infrautilizada en una posición privilegiada de la ciudad”. A pesar de esos muchos años trabajando para darle uso municipal a la Comandancia de Marina, nada se ha hecho ni parece que se haga en un futuro próximo.

Hace un año este periódico preguntó al portavoz municipal sobre el futuro uso del edificio y la respuesta fue que hasta que pasaran las elecciones municipales no se iba a concretar nada sobre el acuerdo de cesión del Gobierno Central. Hace apenas tres semanas se le volvió a interpelar a Félix Romero y apeló a que están esperando a que el Gobierno Central mueva ficha ya que es el que tiene que ceder el edificio. Lo cierto es que desde el propio Ayuntamiento no ha tomado la iniciativa, en estos tres años, de plantear al Gobierno Central que concretará la cesión de la Comandancia de Marina.

Por otro lado, desde la Delegación del Gobierno en Málaga no han confirmado si esa cesión está en marcha, ni siquiera si hay una hoja de ruta para hacerla realidad.

Por tanto, el edificio de la Comandancia de Marina, que podría acoger las sedes de diferentes colectivos sociales o una Escuela de Hostelería Municipal o un espacio cultural de primer orden, sigue olvidado esperando a que dos administraciones de signos políticos diferentes se pongan de acuerdo.

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