Entre las colinas boscosas de Elviria y la Sierra Alpujata, en el término municipal de Ojén, se oculta un valle espectacular que esconde un tesoro histórico: la mina romana de Linarejos. Este complejo minero es el más antiguo de la Costa del Sol y su visita es la excusa perfecta para esta propuesta senderista que, a la vez, nos acerca a un valle tranquilo y bello muy cerca de las mansiones espectaculares que jalonan estas colinas de Ojén.

Tipo: circular

Dificultad: fácil

Duración: 3 horas más o menos dependiendo del ritmo de cada uno

Distancia: 6.2 Kilómetros

Desnivel: 120mts de desnivel de ascenso 

Agua:  no hay fuentes en todo el recorrido

Recorrido fotográfico:

Para llegar al inicio de esta ruta debemos llegar por la A-7 (antigua Nacional-340) hasta la salida de Elviria. Continuaremos por la Avenida de España que nos llevará en ascenso sorteando curvas hasta la urbanización de La Mairena. Tras rodear la rotonda de acceso cogeremos la salida de la izquierda que, en dirección Oeste nos llevará por la parte alta del alcornocal de Elviria.

Muy pronto el asfalto da paso a un carril terrizo en buen estado que seguiremos durante unos cuatro kilómetros. A nuestra izquierda nos acompañará el muro que cierra la enorme mansión del cantante Julio Iglesias. Poco a poco dejamos atrás diversos accesos a espectaculares mansiones hasta que el carril se ensancha y encontramos un cruce señalizado a la derecha para descender a Linarejos. Podemos dejar el coche en este punto.

Cruce señalizado junto al cual dejaremos el coche aparcado.

Empezamos a caminar siguiendo el carril hacia el Oeste, ya la vuelta será por el carril que tenemos a nuestra derecha y que desciende a Linarejos. Caminamos por el territorio del alcornoque, una zona boscosa que se ha recuperado increíblemente bien del tremendo incendio que arrasó esta zona en 2012.

Pista rodeada de alcornoques.

En unos cientos de metros del carril principal se degaja a la derecha un camino más cerrado que debemos coger y que nos hará pasar por debajo de la caseta forestal de Juana Díaz.

El camino nos hace pasar justo por debajo de la caseta de vigilancia del Cerro de Juana Díaz.

En unos minutos se nos abren unas vistas espectaculares: al fondo la Sierra Alpujata donde las rocas rojas de peridotita contrasta con la falta de árboles de esta pequeña cordillera. Debajo nuestra tenemos el espectacular valle de Linarejos, donde hay varios cortijos y caseríos en medio de un prado enorme donde el verde de la primavera es el protagonista.

Al fondo podemos ver la mole rojiza de la Sierra Alpujata.
Pronto vemos el espectacular valle de Linarejos.

El camino nos lleva hasta una bifurcación donde debemos coger hacia la derecha y emprende un descenso decidido hacia el fondo del valle. Pronto ganamos vistas a la zona de la mina de Linarejos, cuyo icono más significativo es el acueducto supuestamente romano.

Justo detrás de las ruinas de la casa de mineros debemos cruzar el arroyo.

El carril termina junto a una antigua casa de mineros cubierta de vegetación. Debemos fijarnos en una vereda, a la derecha de esta construcción, que nos permite cruzar un arroyuelo y ascendemos un tramo de unos doscientos metros campo a través en dirección Oeste hasta dar con un camino bien marcado que nos acerca al cercano acueducto. Poco antes de llegar a él pasamos junto a una antigua conducción hidráulica tapada con losas de piedra que evidencia su pasado milenario.

Losas tapando la conducción hidráulica.
Obra de ingeniería supuestamente de la época romana.
El acueducto se proyecta en su extremo a gran altura sobre el barranco.

Tras pasar junto al acueducto continuamos por el carril en dirección Oeste, pasando junto a otra casa en ruinas hasta encontrar, a la derecha del camino la entrada de la mina de Linarejos, un discreto agujero medio cubierto de vegetación.

El camino nos conduce hacia otra casa ruinosa.
La entrada a la mina está semi oculta por la vegetación.
Angosto interior de la mina.

LA MINA MÁS ANTIGUA DE LA COSTA DEL SOL

En este punto conviene aportar un poco de conocimiento sobre este yacimiento minero de plomo de la mano del historiador José Bernal en su artículo Marbella Minera de la revista Cilniana. “La explotación de las minas de plomo son las más antiguas de las que conocemos datos. Será la mina llamada Romana, en el paraje de Las Chapas, la que desde el año 1692 se empezó a explotar por Real Cédula concedida entonces a Ladrón de Guevara”. El historiador marbellí explica que la explotación fue posteriormente abandonada y no se vuelven a tener datos algunos hasta que en 1826 la Sociedad Ibérica se hace con su beneficio durante un tiempo aunque finalmente renunciará a esta empresa al no poder fundir el mineral.

Bernal relata en su estudio de la minería que, “tras este intento, Álvarez de Linera nos dice que el criadero fue asumido en su labor por la empresa Legalidad, de Gibraltar, tomando la mina el nombre de “Si produces, se continuará”. Las minas de plomo registradas en este paraje a mediados del siglo XIX, además de la anterior, eran las denominadas “Trabajarás y hallarás si hay” (anteriormente llamada San Pablo), “La Estrella”, y “El Consuelo”, esta última perteneciente a una sociedad de Jerez”.

Ejemplo de malacate onubense similar al que hubo en su momento en Linarejos.

Según explica José Bernal en su artículo, de todas ellas sólo “El Consuelo” es la que persigue el filón más rico y compacto y la que trabaja con orden en todas sus labores. El mineral de plomo extraído de estas minas es vendido a una empresa de Cartagena regulando anualmente una producción de diez mil quintales. Sobre la mina “El Consuelo” la Estadística Minera nos indica que en el año 1863 tuvo gran actividad y adaptaron ciertas infraestructuras para su mejor beneficio: “…fue grande la actividad de los trabajos, abriendo 40 metros de pozo para comunicar la superficie con otro interior de igual profundidad y estableciendo para su servicio un malacate con su correspondiente edificio, que constituye la primera máquina de esta clase que existe en la provincia, y se ha adquirido en Inglaterra una máquina para la trituración, constituyéndose una gran rueda hidráulica de cajones para mover los aparatos”.

CRUZANDO EL VALLE DE LINAREJOS

Tras este inciso para conocer parte del rico pasado minero de Ojén y la Costa del Sol toca continuar la ruta. Desandamos el camino hasta el acueducto y seguimos por el carril que nos introduce, ya por fin, en el valle de Linarejos.

Alberca de riego junto al camino. Al fondo vemos el cónico cerro de Linarejos. Podemos ver también al fondo el carril que conduce al valle minero de los arroyos de la Parra y Majal.

Pasamos junto a una alberca de riego hasta encontrarnos con una cancela que debemos sortear por la izquierda con cierto cuidado. El camino nos hace conduce hacia el Norte hasta pasar un viejo puente de piedra sobre el arroyo del Jobratín. En este punto el camino gira hacia el Este y nos acerca a algunas de las casas de Linarejos.

Tras pasar la cancela el camino nos hará girar hacia la derecha.

Es un lugar tranquilo, donde habitan pocos vecinos y donde es fácil otear aves rapaces entre los alcornoques que rodena las laderas que cierran el valle.

Paraje idílico en el que vivir alejado del ruido y las masificaciones de la cercana Costa del Sol.

A nuestra izquierda se nos abre un carril que en ascenso nos llevaría a otra zona minera: los valles regados por los arroyos de la Parra y el Majal, donde hay varias explotaciones de micas tipo vermiculita y talco. El paisaje de estos valles está lleno de cicatrices de pozos, derrubios y desmontes provocados por unas explotaciones que tuvieron escaso interés y se abandonaron en la década de los sesenta del siglo XX.

Caseríos de Linarejos.

Nosotros dejamos este camino a nuestra izquierda y, tras pasar junto al centro de rehabilitación de drogodependientes Remar llegamos al joven río de Ojén. Podemos aprovechar para refrescarnos los pies en el entorno boscoso, fresco y tupido que hay en sus riberas.

Zona frondosa y fresca junto al joven río de Ojén.
La subida hasta el coche atraviesa un espeso alcornocal.

Toca volver al coche y lo hacemos cruzando el puente del río de Ojén y ascendiendo por un carril que en 1.5 kilómetros nos hace subir 120 metros de desnivel. El camino nos sumerge en un tupido alcornocal hasta volver justo junto al cruce señalado donde dejamos el coche. Culminamos de este modo una ruta tranquila y variada que nos ha permitido conocer la belleza del valle de Linarejos y parte de su rica riqueza minera.

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