El poder de la voz y la palabra quedó de manifiesto durante el periodo de confinamiento que Marbella, y todo el mundo, sufrió en los meses de marzo, abril y mayo. Durante casi dos meses todos los niños y adolescentes del municipio estuvieron enclaustrados en sus casas y, en la mayoría de los casos, hicieron un uso excesivo de las pantallas de móviles, tablets y ordenadores.

Conscientes de ello, y de la necesidad de mantener un vínculo con sus estudiantes, un grupo de profesores de Marbella puso en marcha el proyecto Podcast y a Dormir. Se propusieron narrar una historia cada noche durante todo el confinamiento, sin ningún objetivo académico, solo el de cuidar la conexión entre maestro y alumno con el simple uso de la voz. Lo hicieron con cuentos infantiles, con historias que tuvieran mensajes de superación, resiliencia y optimismo. Por eso, durante ochenta días y más de cien capítulos emitieron cuentos que ponían en valor el equipo, la familia, la solidaridad

Podcast y a Dormir llegó a movilizar a unos doscientos docentes y voluntarios y acompañó durante lo peor de la primera ola de la pandemia a decenas de miles de familias. Y llegó a quedar finalista de los prestigiosos Premios Telefónica del Voluntariado Educativo.

Daniel Molina, asesor del Centro de Profesorado de Marbella-Coín, y Ana Blanco, maestra de Educación Infantil del CEIP NªSª del Carmen de Marbella fueron los coordinadores y creadores del proyecto,  y cuentan que “al principio se pretendía ayudar a las familias a marcar una rutina de descanso de los niños y niñas de infantil en casa. Sabíamos que durante el confinamiento las rutinas se perderían, que los más pequeños necesitarían un referente que marcara el ritmo de descanso, sobre todo la hora de dormir. Entonces, inspirados en el Casimiro de los 80’, pensamos acompañar con un cuento cada noche a las 21:00 a las familias y alumnos confinados. Además, ante el exceso de pantallas y el riesgo de la erosión del vínculo emocional, lo haríamos con literatura infantil y con voz, sólo con voz. Por eso decidimos hacerlo con Podcast”

A las dos semanas eran cerca de sesenta docentes de Andalucía y llegaron a participar voluntarios de toda España en muy pocos días; catedráticos, jubilados o referentes educativos como Mar Romera, Santos Guerra o Roberto Aguado e, incluso, la delegada de educación de Málaga Mercedes García Paine se sumaron también.

Pero no quedó ahí; a las tres semanas, algunos profesores y profesoras de secundaria también quisieron sumarse, y el proyecto creció. Con el objetivo de llegar también a los alumnos/as de instituto, decidieron a ampliar a otra sección en el canal, en este caso orientado a adolescentes, que llamaron “la hora bruja de Podcast y a Dormir”. Lo crearon y emitieron dos veces por semana a las 23:00. La cabecera con aullidos de lobos y el horario, te advertía que se trataba de otro tipo de relatos. Leyendas, fábulas, creaciones de terror cómico narradas por profesores, profesoras, maestros, maestras y aficionados a la literatura juvenil acompañaron durante esas noches también a jóvenes y adolescentes.

La iniciativa adquirió dimensión internacional cuando comenzaron a participar docentes de otros países como Argentina, Marruecos o Uruguay, y por el eco que se hizo de ello en algunos medios de radio y televisión.

El día 13 de junio, y después de 132 episodios emitieron su último podcast con un cuento narrado por un pequeño de cuatro años, como homenaje a la infancia y a todos los docentes y voluntarios que pusieron voz, de cuento, durante las noches de confinamiento, y acompañaron de ese modo a más de 55.000 familias. Sin embargo, esta historia aún no ha acabado. De aquella experiencia se siguen escribiendo páginas, y grabando y emitiendo podcast y experiencias. Algunas de las coordinadoras dinamizan e inspiran a decenas de grupos de trabajo en colegios de infantil de primaria, e imparten actualmente formación específica sobre podcast y literatura infantil a través de los Centros de Formación del Profesorado Andaluces.

Podcast a Dormir ayudó a miles de niños y padres a sobrellevar la incertidumbre de la pandemia y evadirse del machaqueo del coronavirus ya que, como relataba la cabecera de cada capítulo “lejos de las pantallas de azul brillante; para recuperar la voz como una caricia; abrazarnos con la palabra; es la hora de viajar a otros mundos y lugares…”

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