La Alameda es la decana de los espacios de esparcimiento en Marbella. Ha sufrido numerosas modificaciones han desfigurado su morfología original. En la actualidad presenta un aspecto confuso que no muestra la realidad del diseño que en 1834 el Ayuntamiento había planteado. Era la Alameda de Isabel II que fue construida durante varios años y cuyas obras culminaron en 1870 gracias a la venta de una porción de terreno en la actual avenida del Mar a la Marbella Iron Ore Co. Ltd. con la instalación de la valla de hierro que la circundaba.

Desde Impulsa Ciudad han planteado volver a esos orígenes. Para ello han presentado una propuesta, avalada por el historiador y Doctor en Historia del Arte, Francisco Javier Moreno, que propone una serie de medidas de restitución de sus elementos originales para recuperar su valor patrimonial. “Hasta ahora el paseo de la Alameda, titulado parque, ha sido despojado de cualquier vestigio histórico, lo que supone una pérdida patrimonial sustancial, la ruptura de los vínculos de los ciudadanos con su pasado y la negación de su historia y trascendencia”, remarcan desde Impulsa Ciudad.

Este plan de recuperación reivindica su valor más allá del que puede aportar un parque convencional “porque a sus virtudes botánicas -que corren un serio peligro con la intervención actual que acomete el Ayuntamiento de Marbella- se deben sumar y destacar los principales elementos que configuraban su diseño porque esta ciudad está en deuda con su historia tantas veces desdeñada, porque precisamos de espacios con el que sentirnos identificados, porque necesitamos acabar con los caprichos intervencionistas del gobernante de turno, porque esta ciudad está obligada a reconciliarse con su patrimonio histórico y mostrarle el máximo respeto”, detallan desde este partido político local.

La idea es recuperar la esencia del proyecto original finalizado en el año 1871 como parque del Salón de Isabel II. Un tipo de parque que nuestra Alameda comparte de estos salones decimonónicos fácilmente identificables por un salón central flanqueado por árboles, con glorietas, fuentes y canapés.

“La superficie ha permanecido inalterable pero no su aspecto que ha sido cambiado con bastante frecuencia. Las intervenciones más agresivas fueron la del diseño con parterres en los años 60 que tuvo como consecuencia la desaparición del salón central al subdividirlo además de la construcción del templete; y en los años 90 la instalación de la fuente central y el mármol que terminó por desfigurar lo que había sido” recalcan desde Impulsa Ciudad.

“Ofrecemos unas propuestas iniciales que precisan de una interpretación y valoración de un equipo multidisciplinar de especialistas: arquitecto, arqueólogo, paisajista, restaurador… ya que estamos hablando de un bien patrimonial que precisa de manos expertas en el análisis y sensibles en el tratamiento. No se puede volver a permitir determinadas actitudes aberrantes que han hecho tanto daño a este espacio histórico y creemos que se van a volver a repetir pese a la presión ciudadana”, denuncian.

Impulsa Ciudad también considera que se debe modificar su calificación urbanística ya que está catalogado dentro de la categoría de Espacios Libres fuera del Centro Histórico, pero, como zona de transición que es, se debe incluir la Alameda y el Casino como parte indisoluble de este Centro Histórico. La tendencia actual a eliminar los límites o bordes de los centros históricos debe tener una correspondencia en Marbella con la aceptación de unos bordes abiertos, sin exclusiones historicistas, pues estos apartamientos suelen potenciar el aislamiento de los centros históricos respecto a la ciudad moderna cuando lo que se debe pretender es que el Centro histórico se abra y se ofrezca a la nueva ciudad.

“Las propuestas de intervención que proponemos desde Impulsa Ciudad inciden en una valoración arqueológica motivada por su carga histórica, una valoración urbana desde el punto de vista urbanístico, una valoración paisajística para resaltar las especies botánicas más importantes, la recuperación de la Pila de los Peces a su estado original ya que es la única pieza que ha sobrevivido del paseo original del siglo XVIII y otra serie de medidas como la eliminación del suelo de mármol, la retirada de la fuente central, adaptación del templete y su mejora acústica (para conciertos como los de la Banda Municipal)y eliminación y ocultamiento de las casetas de electricidad, cableado aéreo y otros añadidos existentes”, consideran desde este partido político.

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