Dos valientes soldados de nuestro municipio murieron en uno de los conflictos más desconocidos de la historia reciente de España: la Guerra de Ifni de 1957-58. El teniente de Aviación Adolfo Lima Zea y el sargento Pepe Osorio fallecieron, cada uno, en circunstancias muy trágicas. El primero en un accidente de aviación que costó la vida a 12 paracaidistas y soldados. El segundo, asesinado por rebeldes marroquíes tras luchar hasta la última bala defendiendo una aislada posición frente a fuerzas muy superiores. En este primer reportaje conoceremos la vida y trágica muerte del sargento Pepe Osorio y la búsqueda de su cuerpo durante décadas por parte de sus familiares.

UNA GUERRA OLVIDADA

La Guerra de Ifni (1957-1958) fue el último conflicto armado contra un enemigo exterior en el que ha luchado el ejército español y, seguramente, el más olvidado y desconocido por el público en general. Hay que enmarcarlo en los procesos de descolonización de África de los años 50-60. Tras la independencia de Marruecos en 1956, los marroquíes iniciaron un enfrentamiento progresivo para recuperar Sidi Ifni y las partes del Sáhara aún en manos de España y Francia. Para ello crearon el Teicht Taharir, el Ejército de Liberación (EL), formado por miles de rebeldes que, el 23 de noviembre de 1957 desencadenó un ataque simultáneo contra todas las posiciones defensivas que mantenían los españoles en Sidi Ifni. Según el historiador Carlos Canales,  en su libro Guerra de Ifni-Sáhara, la última guerra española, esta ofensiva, que pretendía ocupar completamente la colonia española, estaba coordinada por el entonces príncipe Muley Hassan, padre del actual rey de Marruecos.

Mapa de la colonia de Sidi Ifni. En rojo se ha marcado el fuerte de Hameiduch.

Una de las posiciones más aisladas en Sidi Ifni era el fuerte de Hameiduch, que estaba protegido por once soldados españoles al mando del sargento sampedreño Pepe Osorio. Todos pertenecían a la 13ª Compañía de la Agrupación de Tiradores de Ifni. El día 23 de noviembre de 1957 más de cien asaltantes del EL atacaron Hameiduch. Osorio dirigió la defensa de la posición hasta que se quedaron sin munición. “Por lo que sabemos, los rebeldes utilizaron a niños y mujeres como escudos humanos. Cuando se quedaron sin balas, mi tío intentó una salida, lanzando una granada que no explotó y ahí acabó todo”, explica Juan Osorio, sobrino del sargento y actualmente coronel retirado de la Legión.

Fuerte de Hameiduch, el último destino del sargento Oosrio.

El sargento sampedreño fue asesinado y los once soldados fueron capturados y permanecieron prisioneros un año y medio hasta que fueron devueltos a manos españolas en la embajada de Rabat. “El cuerpo de mi tío lo arrojaron a un pozo abandonado y nunca ha podido ser recuperado”, sentencia el coronel de la Legión. “Sí sabemos que él no tenía por qué haber estado en Hameiduch. Sabía que era una posición muy expuesta y aún así se ofreció para hacerse cargo del mando en lugar de un compañero casado y con familia porque mi tío era soltero y sabía a lo que se iba a enfrentar”, revela Juan Osorio. De hecho, según señala el historiador Carlos Canales en su libro, varios meses antes, “en agosto, el capitán Villoria, en misión de reconocimiento, recomendó evacuar Hameiduch por ser un puesto muy difícil de defender”. No se tuvo en cuenta su valoración.

FAMILIA MILITAR

Los hermanos Osorio pertenecían a una familia de San Pedro muy arraigada en la antigua colonia. Se vincularon a la vida militar por un motivo muy sencillo, “en esa época, en los años 30-40, se pasaba mucha hambre y en el ejército por lo menos tenías garantizado el sustento”, explica Teresa Osorio, sobrina del sargento sampedreño fallecido en Sidi Ifni.  Paco Osorio hizo carrera militar en los Regulares, como su hermano Pepe. Otro, Juan, llegó a comandante de Guardia Civil, mientras que el hermano mayor, Miguel, luchó en la Guerra Civil con los Regulares y se alistó como voluntario en la División Azul que combatió en Rusia. Sobre este último puedes conocer sus peripecias en el siguiente enlace:

Respecto a Pepe Osorio, sus sobrinos Manuel, Juan y Teresa coinciden en definirlo como “un hombre muy divertido, le gustaba mucho el flamenco, tocaba la guitarra y cantaba. También le gustaba torear vaquillas en la capea. Era una persona extrovertida y simpática que tenía bastante éxito con las mujeres. Aunque, por las cartas que mandaba a su hermana, tenía en mente formar algún día una familia”.

Los hermanos Osorio, Ppe a la izquierda con traje blanco, a la salida de la Iglesia de San Pedro.
Pepe Osorio era muy aficionado a los toros, participando en capeas.

Tal y como se explica en su Hoja de Servicios, en 1942, con 19 años, Pepe se alistó en el Ejército, en la Agrupación de Regulares de Ceuta, unidad en la que desarrolló casi toda su carrera militar. En 1954-55 estuvo destinado en el Regimiento África nº 53. Posteriormente, hasta febrero de 1957, prestó servicio en la Agrupación de Regulares Alhucemas nº5. Desde febrero a noviembre de 1957 fue destinado a la Agrupación de Tiradores de Ifni, asumiendo poco después el mando del fuerte de Hameiduch.

Retrato de Pepe Osorio.

LA BÚSQUEDA

El trágico final del sargento Osorio fue el comienzo del calvario de su familia. Los Osorio han estado décadas tocando todas las teclas posibles ante las instituciones con el objetivo de localizar el cuerpo del sargento sampedreño para poder darle una digna sepultura. “Mis abuelos siempre sufrieron muchísimo por no poder enterrar a su hijo muerto en Sidi Ifni”, comenta Juan Osorio.

Varios años después de la muerte de Pepe Osorio su hermano Paco, que servía en los Regulares, fue destinado a Sidi Ifni (cuando aún era posesión española aunque reducida a poco más que la capital) y llevó a cabo una búsqueda de su cuerpo, sin éxito. “Su superior le decía que no hiciera tonterías y lo dejara pero mi tío estaba empeñado en encontrar el cuerpo de su hermano. Así que se camelaba a los guardias fronterizos marroquíes para indagar si podían decirle algo y uno de ellos le confirmó que su cuerpo fu arrojado a un pozo abandonado”, aclara Teresa Osorio, sobrina del militar sampedreño fallecido.

Soldados españoles de reemplazo que lucharon en Sidi Ifni

A pesar de ello, la familia Osorio no se rindió. Trató de contactar con algunos de los soldados españoles que sirvieron con Pepe Osorio en Hameiduch. “Pero apenas conseguimos información de ellos. Hay que tener en cuenta que eran unos pobres reclutas de 18 o 19 años mandados a África a luchar. En Hameiduch se los comían las chinches. Algunos no tenían ni botas y usaban unos fusiles Mauser de la Guerra Civil que fallaban mucho y quemaban las cejas de los soldados cuando los disparaban. Cuando fueron capturados, los marroquíes les obligaron a ver cómo mataban de forma terrible a mi tío y luego pasaron un año y medio como prisioneros en unas condiciones inhumanas”, apunta Teresa Osorio.

La Guerra de Ifni terminó en abril de 1958, con la firma de los acuerdos de Cintra entre España y Marruecos. La soberanía española se mantuvo en Sidi Ifni hasta 1969, cuando se acató una resolución de Naciones Unidas que instaba a su descolonización, quedando en manos de Marruecos.

EL ÚLTIMO VIAJE A HAMEIRUCH

Más recientemente, en 2014, Teresa Osorio se desplazó a Hameiduch y otras localizaciones de Sidi Ifni para buscar el cuerpo de su tío. Allí conoció a Ahkmed Beri, un anciano pastor que es actualmente el dueño de la casa donde se refugió el destacamento del sargento Pepe Osorio en Hameiduch. “Ahkmed era en ese tiempo un niño y estaba en el monte con las cabras y cuando volvió a la cábila, su padre le contó que “los marroquíes” (siempre hablan como si la gente del pueblo no hubiera tenido nada que ver) habían matado a un español y que lo habían tirado a un pozo. Él le insistió a su padre para que se lo enseñara y allí que lo asomó su padre, y dice que vio el cadáver de mi tío a unos seis metros de profundidad”, relata Teresa.

Teresa Osorio junto a las ruinas del lugar donde su tío fue asesinado.

Akhmed Beri llevó a Teresa a la actual ubicación del pozo, que se encuentra tapado por una cantera de reciente construcción. En el punto que Beri le marcó haciendo  un círculo, la sobrina del sargento Pepe Osorio dejó un ramo de flores (siemprevivas) en memoria de su tío. “A la vuelta le conté todo a mi tío Paco y fue algo que agradeció mucho porque siempre vivió con la pena de no haber podido enterrar a su hermano. Ahora sabemos que mi tío Pepe descansa en un lugar muy bonito, al pie de una mezquita blanca y creo que todos los Osorio encontramos la paz”, concluye Teresa.

Los Osorio movieron durante muchos años todos los resortes posibles para encontrar a su familiar muerto. Llegaron a contactar al ministro de Defensa José Bono, escribiéndole una carta en la que le explicaban que “no pretendemos nada material. No tenemos nada contra ningún organismo. Mi hermano fue un hombre que con 18 años se incorporó voluntario al Ejército y, cumpliendo con sus responsabilidades, murió con honor. Lloramos su pérdida pero nos sentimos orgullosos de su acción. ¡Nos falta algo… Sr. Ministro!”. Sólo querían enterrar a un soldado sampedreño en su tierra.

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