Esta ruta es una de las más duras y bellas que se puede hacer en la Sierra de las Nieves. Esta propuesta senderista recorre integralmente la cara norte de estas montañas y lo hace, en gran parte, campo a través y por veredas de animales. Por tanto, es muy importante contar con un mapa y saber usarlo o disponer de un GPS con el track de la ruta descargada y pilas de repuesto.

Tipo: lineal

Dificultad: medio-alta

Duración: 7 horas (ida y vuelta)

Distancia: 16 Kms (ida y vuelta)

Desnivel: 500 mts 

Agua: Fuente de los Corralones, Pilar de la Breña y fuente Cortijo de Peñón de Ronda.

El inicio de la ruta comienza en el Área Recreativa de Los Quejigales, donde dejaremos el coche tras acceder por el carril que se desprende de la carretera de Ronda-Marbella poco antes de llegar a las ventas y del descenso a Ronda. Tras dejar el coche, cogemos el carril que parte de Los Quejigales hacia el noreste hacia el cortijo del Sabinal. Dejaremos a nuestra derecha el puente que conduce a la Cañada del Cuerno, y debemos tomar a la izquierda una bifurcación hacia la izquierda, ya que a la derecha iríamos a la Cañada de las Ánimas. Este carril tenemos que seguirlo algo más de un kilómetro en descenso hasta dar vistas, a nuestra derecha, a las ruinas del cortijo de Majada Vieja.

Ruinas del cortijo de Majada Vieja y a lo lejos el Peñón de Ronda.

A lo lejos, hacia el Este podemos ver el Peñón de Ronda, que presidirá la excursión a partir de ahora. Comienza el tramo más complejo y bello de la ruta y debemos tener en cuenta dos cosas: siempre debemos seguir la dirección Este e intentar no perder altura conforme vallamos subiendo y bajando las colinas y toboganes que nos separan del Peñón. Conviene, cada vez que coronemos una elevación, estudiar el mejor camino para descender y volver a ascender la siguiente colina.

Paisaje salvaje y quebrado. A la izquierda vemos el cortijo ruinoso de el Taramal.

Es el momento de dejar el carril y dirigirnos al cortijo de Majada Vieja. Tras dejarlo atrás debemos remontar una colina, atravesar un torrente y una zona llana hasta pasar junto al cortijo del Taramal, también en ruinas. Hay un sendero bastante aceptable que pasa junto al cortijo y nos permite remontar con relativa facilidad la siguiente colina, en dirección noreste.

Iremos subiendo y bajando sucesivas colinas por veredas de animales.
Ruinas de la cabaña en el arroyo de la Higuera. Al Sur vemos los paredones calizos de la Sierra de las Nieves con pinsapos aquí y allá.

Pronto llegamos al arroyo de la Higuera, pasando junto a las ruinas de piedra de una pequeña cabaña rodeada de higueras. Es un lugar muy bello, bajo los espectaculares paredones calizos de los Corralones. Toca ahora remontar la cañada subiendo bastante en dirección hacia esos paredones siguiendo, como no, pequeñas veredas de animales.

Toca remontar la ladera de la montaña.

Sabremos que vamos por el buen camino cuando lleguemos a una zona más llana con abundante esparto hasta llegar a una valla que separa el cortijo del Taramal del de Peñón de Ronda. Buscamos la angarilla y, a partir de este punto todo será más fácil.

Verja que separa el Taramal del Peñón de Ronda. A partir de este momento el sendero será más claro.

Tras cruzarla veremos una pequeña llanura que en invierno se llena de agua formando una pequeña laguna. La senda está ya bien marcada, teniendo a la izquierda el impresionante arroyo de la Higuera, que se convertirá en el río Turón unos kilómetros más abajo y a nuestra derecha los paredones calizos de la Sierra de las Nieves.

Mirando hacia atrás tras cruzar la verja.

Pasamos junto a una fuente y, tras cruzar una zona donde ha habido derrumbes de rocas, llegaremos al precioso entorno de La Mirandilla, donde proliferan arces y pinsapos.

Cada vez tenemos más cerca el Peñón de Ronda.
Pilar de La Breña, ya muy cerca del Peñón de Ronda.

Cada vez más cerca vemos el Peñón de Ronda, con el cortijo homónimo bajo su impresionante pared caliza. La senda nos acerca a la fuente de La Breña, desde donde encaminamos nuestros pasos, casi llaneando hasta el cortijo del Peñón de Ronda. Esta construcción conserva algunas habitaciones intactas y es una buena opción de refugio en caso de emergencia. Muy cerca, siguiendo una goma que pasa junto al cortijo, podemos reponer agua en una fuente.

Entrada al cortijo.
Fuente del cortijo del Peñón de Ronda.

Este paraje es sencillamente espectacular. Al Oeste tenemos las rocosas sierras Hidalga y Blanquilla. Hacia el Norte el barranco desciende entre innumerables pliegues hasta el arroyo de la Higuera. Mientras que hacia el Este podemos ver la Peñilla y los paredones calizos salpicados de pinsapos de la Sierra de las Nieves.

El Peñón muy cerca del cortijo homónimo.

Podemos optar por volver por donde hemos venido. O podemos encaminarnos hacia el Este, flanquear el Peñón de Ronda y, tras seguir una senda por una zona arenosa, coger un desvío claro que nos introduce en el pinsapar de Cubero. Por el ascenderíamos hasta la Cueva del Hornillo y desde allí hasta el llano de la Gotera donde podemos ver muy cerca el Peñón de los Enamorados. Desde este punto podemos coger el sendero que nos hace rodear este hito montañero de la Sierra de las Nieves hasta conectar con el camino tradicional de subida al Torrecilla, para descender por la Cañada de las Ánimas o del Cuerno de nuevo hasta los Quejigales. Esta segunda opción es desde luego más larga y dura que el retorno por donde vinimos al Peñón de Ronda, aunque sería una ruta circular sobresaliente.

Sea como sea el retorno, debemos afrontar cualquier ruta en la Sierra de las Nieves, y en cualquier entorno natural, bien preparados: llevar suficiente agua y comida; controlar muy bien la meteorología, llevar el móvil con la batería cargada, portar un chubasquero en la mochila y es muy aconsejable llevar uno o dos bastones.

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