En las guerras los civiles sufren muchas veces más que los propios soldados en el frente de combate. Durante la Guerra Civil Española, miles de refugiados, algunos marbellíes, protagonizaron uno de los episodios más terribles de este conflicto fratricida: la Desbandá, la huida de Málaga hacia Almería por la carretera de la costa.

La profesora marbellí de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, Lucía Prieto, junto a su compañera, la también docente Encarnación Barranquero Texeira, han sido las Comisarias de la exposición «La Desbanda, 1937. De Málaga a los Pirineos», auspiciada desde la Secretaría de Estado de Memoria Histórica del Ministerio de Presidencia. Esta exposición es esencial para comprender el contexto y circunstancias de la Desbandá, una de las tragedias más terribles de la Guerra Civil. Este periódico ha hablado con Lucía Prieto para conocer cómo fue la sangrienta huida de marbellíes y ciudadanos de otros muchos pueblos malagueños y gaditanos desde Málaga a Almería entre los cañonazos de los buques de guerra y el ametrallamiento de la aviación Nacional.

Esta exposición itinerante ha estado en Málaga y actualmente se encuentra en Almería. No está previsto que recale en Marbella.

Las condiciones de vida de los miles de refugiados en Málaga durante el invierno de 1937 fueron lamentables. La catedral de Málaga se convirtió en un espacio insalubre, con graves problemas higiénicos en la que se cobijaron cientos de personas durante meses. En similares condiciones estuvieron miles de refugiados ubicados en numerosos edificios religiosos, industriales o particulares desde octubre de 1936 a febrero de 1937.

Cientos de refugiados fueron alojados en la Catedral en condiciones muy malas.

A pesar de la cercanía del frente, de las difíciles circunstancias en que vivían los refugiados y la carencia de suministros y alimentos, en Málaga, según relata el libro de las profesoras Lucía Prieto y Encarna Barranquero, Población y Guerra Civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio, la mayoría de los cines seguían abiertos, “ofreciendo no sólo películas relacionadas con la revolución, si no toda una amplia oferta de cine cómico”. Muchas personas en la capital no sospechaban la gravedad de la situación militar. El día 2 de febrero se prohibió que los particulares tuvieran radio, “en un desesperado intento de contener la desmoralización y que los malagueños no supieran los avances del ejército nacional”.

MÁLAGA, ABANDONO Y DESHONOR

Varias palabras definen la defensa republicana de Málaga frente a las tropas nacionales a comienzos de 1937: abandono, dejadez, deshonor, incompetencia, etc. El libro del Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, Antonio Nadal Sánchez, Considerando: Abandono y deshonor en la pérdida de Málaga, 1937, analiza exhaustivamente la desastrosa gestión republicana de la defensa de Málaga.

Una de las medidas más desastrosas fue la partida de la flota republicana de Málaga hacia el Cantábrico, supuestamente por presiones del PNV ante el gobierno de Madrid. De este modo, con la partida del acorazado Jaime I, los cruceros Libertad y Cervantes, y cinco destructores, la República otorgó el dominio del Estrecho de Gibraltar a los sublevados. Gracias a ello los 23.390 soldados del ejército de África, las mejores tropas de Franco, pudieron cruzar a la Península sin peligro alguno durante el verano de 1936.

Por otro lado, se dio la circunstancia de que, poco antes de la ofensiva final a inicios de enero de 1937, había apenas once mil soldados y milicianos republicanos pobremente armados cubriendo un frente de casi 300 km, algo insostenible. Mientras, durante meses, miles de  voluntarios permanecían en la capital esperando a que el gobierno republicano les diera armas. Nadal relata en su libro la descoordinación de los responsables militares y civiles malagueños para hacer acopio de fusiles y munición. La necesidad de equipar y reforzar Málaga fue ignorada por los máximos responsables de la República.

LLEGAN LOS NACIONALES, EMPIEZA LA DESBANDÁ

A partir del 3 de febrero, las tropas nacionales se abalanzaron sobre la capital malagueña desde tres ejes diferentes. El coronel Borbón atacó desde la costa occidental. Las tropas italianas del general Roatta lo hicieron procedentes del norte de la provincia en la zona de Ventas de Zafarraya. La tercera columna estaba mandada por el coronel Antonio Muñoz y atacó desde Granada.

El general José Villalba, cuya actuación abandonando Málaga fue muy criticada.

Frente a este triple ataque las defensas republicanas resistieron lo que pudieron, que no fue mucho. Como explica muy claramente el profesor Nadal en su libro, el día 7 de febrero el jefe militar republicano, general José Villalba, partió con su Estado Mayor hacia Nerja sin dejar instrucciones para la retirada. Al poco le siguió el responsable militar de la Base Naval. Tras ellos huyeron los demás responsables políticos y civiles. Fue el caos: sin directrices ni jefes, los soldados abandonaron la capital junto a decenas de miles de civiles por la carretera de la costa hacia Almería.

Entre quienes participaron en esta carrera de la muerte hubo numerosos marbellíes. Los testimonios de algunos de ellos fueron recogidos en el libro Población y Guerra Civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio. Sobre lo que vivieron y padecieron es mejor que ellos mismos lo cuenten:

“Vi los aviones y además vi los barcos. Había una alcantarilla donde la gente agachada se iba metiendo hasta taponarla y un obús vino a impactar en la alcantarilla que estaba llena de gente. Eso fue por La Herradura, ya en Granada”, explica Cristóbal Criado Moreno. Este joven marbellí de 16 años recordaba que “en la marcha iban muchos niños. Hubo familias que se hicieron cargo de niños que no eran suyos. En lo que yo vi, nadie dejaba niños abandonados y trataban de llevarlos hacia adelante”.

“La carretera estaba llena y llena de muertos porque los barcos no paraban de pegar cañonazos. Un cañonazo de esos fue el que atravesó el carro que llevábamos, no explotó, si explota nos mata, el proyectil lo atravesó y mató al mulo”, relata Antonio Reina Peña.

“¡Tengo una imagen!: una madre muerta y un niño mamando. ¡Oh! La Guardia de Asalto se llevó al chiquillo y la madre se quedó entre las cañas de azúcar”, es el testimonio de Miguel Díaz Guerrero.

Expertos e historiadores no se ponen de acuerdo en cifrar el número de personas muertas durante los días que duró la Desbandá. “No se llevó a cabo un recuento de los fallecidos. Los muertos se enterraban en las cunetas del camino con lo que es muy difícil dar una cifra fiable, pero creemos que hubo entre 3.000 y 5.000 muertos durante la Desbandá”, explica Lucía Prieto.

Sobre el número de personas que participaron en la Desbandá, y sobre el número de muertos, Antonio Nadal, que lleva décadas estudiando y escribiendo sobre este episodio de la Guerra Civil explica en Considerando: Abandono y deshonor en la pérdida de Málaga, 1937  que,“no poseemos cifras exactas sobre el número de refugiados llegados a Málaga entre el 18 de julio de 1936 y febrero de 1937.Además, me ha resultado imposible cuantificar el número de personas que, salidas de Málaga, volvieron a la capital o a otros pueblos malagueños”. Respecto al número de muertos, Nadal reflexiona que probablemente fueron menores de los que constan en las cifras oficiales.

Refugiados regresando a sus pueblos tras la Desbandá y la estabilización del frente de combate.

Los miles de supervivientes de la Desbandá se refugiaron en Almería tras una semana infernal de caminata. Muchos volvieron a sus pueblos de origen una vez se estabilizó el frente. El resto fue trasladado hacia Alicante o Barcelona. Tras la derrota definitiva de la República en 1939, algunos marbellíes se exiliaron a Francia, donde padecieron las condiciones atroces en el campo de internamiento de Argeles-sur-Mer.

Miles de españoles cruzaron a Francia huyendo de las tropas nacionales y fueron internados en campos de refugiados.

Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se sabe de seis marbellíes y sampedreños que acabaron deportados a Mauthausen, uno de los peores campos de concentración nazi. Puedes conocer sus vivencias en este reportaje: https://www.elperiodicodemarbella.com/los-marbellies-del-infierno-nazi-de-mauthausen/

Con este tercer reportaje termina la serie de artículos sobre Marbella y sus habitantes durante el final de la República y el inicio de la Guerra Civil. En nuestro municipio murieron decenas de personas por tener el «carné» equivocado en el momento equivocado. Tanto de uno como de otro bando. También hubo asesinatos cometidos al calor de la guerra, por disputas personales o por cumplir simplemente órdenes.

Puedes leer los dos artículos anteriores sobre Marbella y la Guerra Cvil en estos enlaces:

https://www.elperiodicodemarbella.com/verano-del-36-muerte-y-represion-roja-en-marbella/

https://www.elperiodicodemarbella.com/marbella-1936-ciudad-de-refugiados-durante-la-guerra-civil/

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