Javier Lima -Verso Libre- Cocrear

Una de las cuestiones que más me preocupa de la sociedad en la que vivimos es la enorme crispación que existe donde parece que estamos condenados a no entendernos.

Por ello es más necesario que nunca que ciudadanía e instituciones hagamos un esfuerzo por rebajar la tensión que desgraciadamente otros provocan solo a modo de caladeros de votos; real y miserable pero imperceptible para muchos donde lo emocional nubla el razonamiento.

Leía esta mañana en una entrevista en la revista Ethic al profesor de Harvard y psicólogo Steven Pinker—a raíz de la publicación de su ensayo ‘Racionalidad’— que es un desastre cuando ciertos temas se identifican con una cierta ideología cuando realmente es un bien moral y ponía el ejemplo del cambio climático, asociado a un tema de izquierdas en lugar de un problema de primera índole de toda la humanidad. Como dice este psicólogo deberíamos basar nuestras opiniones en la persuasión y no en la identidad o la lealtad.

Esto lo podemos apreciar en multitud de temas que abordamos buscando en qué lado de la orilla nos debemos colocar sin analizar en profundidad y desde el razonamiento. Un esfuerzo del que parece que no estemos por la labor. El problema es que lo hagan por nosotros y desde posiciones maniqueístas donde no se busca una solución sino un enfrentamiento interesado.

Ese esfuerzo por rebajar tensiones puede venir de muchas esferas, incluida la televisión que más allá de lo que son también pueden hacer una labor social a modo de terapia de grupo en torno a la barra de un bar, aunque este sea un decorado y el programa un reality show. Hablo de la tertulia moderada por la periodista Mamen Mendizábal ‘Encuentros inesperados’. Un difícil programa castigado injustamente por la audiencia que colocaba ante el espectador a cuatro personajes capaces de echarse una buena conversación y unas risas pese a tener vidas e ideologías dispares.

Una pena que este programa haya terminado porque también era una especie de terapia de país la que hacía al demostrar que personas diametralmente opuestas, algunas de ellas y capaces de ser enemigas en otros entornos, eran capaces de construir un diálogo sosegado, sin enfrentamientos. Lo que necesitamos precisamente en nuestro país: acercar posiciones, dialogar, construir y cocrear un futuro próspero para todos.

Mañana son las elecciones a la Junta de Andalucía y nos jugamos mucho. Hay que empezar por ejercer nuestro primer derecho que debería ser también una obligación: votar; hacer a toda la ciudadanía responsable de los resultados. Yo ya la lo hice por correo con la ventaja que es hacerlo desde casa al tener un certificado digital. Animo a todos los que lean este artículo a acudir masivamente a las urnas y pensar en el futuro que queremos para los que vienen detrás de nosotros.

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